Transitamos el otoño y en menos de 60 días, entraremos en invierno que, con sus bajas temperaturas, conlleva el uso de estufas en ambientes cerrados y cambios térmicos bruscos, y trae la aparición de afecciones y cuadros típicos producidos por virus y bacterias, que prevalecen en esta época del año. Sumado a la pandemia de Covid-19, “algunas de ellas, implican riesgos para la salud, especialmente en niños y personas de edad avanzada”, afirmó a AIM la doctora Estefanía Peltzer, médica especialista en Medicina General y Familiar.
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Dichos microorganismos se transmiten principalmente por las gotas de flugge expulsadas al toser o estornudar. Las partículas virales quedaran suspendidas en el ambiente y en objetos, y al tomar contacto con ellas, el virus ingresa por la vía respiratoria y comienza a reproducirse.
En diálogo con esta Agencia, la doctora explicó que “es importante saber que más del 80 por ciento de las infecciones virales corresponden a otros virus diferentes al de la Influenza (o virus de la gripe). Menos del 20 por ciento corresponden a infecciones producidas por este virus. Pero ustedes se preguntarán: ¿Por qué nos enfermamos más en invierno? Son múltiples los factores que hacen que nos veamos más predispuestos a estas condiciones: La primera, es que la gente tiende a permanecer más tiempo en espacios cerrados y pequeños. De esta forma si un individuo está enfermo y en proximidad a otros, podrá contagiarlos de manera más rápida”.
Otro factor es, por ejemplo, los cambios bruscos de temperatura, que están asociados a alteraciones en la inmunidad celular. Por lo tanto, es ideal evitar cambios bruscos de temperatura abrigándose al salir a temperaturas bajas y desabrigándose en los ambientes cálidos y calefaccionados. Asimismo, es necesario evitar las corrientes de aire frío, pero tampoco es bueno permanecer sin abrir las ventanas por días, no sólo por las estufas, sino también porque el recambio de aire en el ambiente es ideal para evitar la concentración de agentes patógenos, especialmente si hay alguna persona enferma en la casa u oficina o si se recibieron visitas.
¿Cómo afecta el frío a nuestros sistemas de defensa?
Al parecer, al estar expuesto a bajas temperaturas el organismo tiende a retirar sangre de las “zonas prescindibles”, como la nariz. De ahí que, cuando hace frío, lo primero que se enfría son las manos, la nariz, los pies, etc. Si dos personas tienen un rinovirus (del catarro) en su nariz, la probabilidad de que el virus prospere y se extienda es mayor en la persona expuesta al frío que en la que no lo está.
“Debido al menor flujo sanguíneo hay una menor presencia de leucocitos y una mayor facilidad de expansión del virus. Por otra parte, cuando hace frío, los cilios (pequeñas vellosidades que cubren la mucosa de nuestro sistema respiratorio) y las mucosas nasales, el sistema de defensa natural que tenemos en la nariz, pierden movilidad, lo que impide que controlen el paso de microorganismos, por lo que penetran más profundamente en el organismo”, aclaró la profesional.
Bajas temperaturas y humedad: el ambiente ideal para virus y bacterias
El invierno crea el ambiente apropiado para la circulación viral. “Según estudios científicos, el virus que provoca la gripe, conocida también como influenza, tiende a transmitirse mejor y contagiar a los individuos cuando hace frío”, indicó Peltzer.
¿Y por qué sucede esto? Las temperaturas altas del verano y primavera, vienen acompañadas de mayor humedad ambiental, algo que no les va nada bien a los virus a la hora de contagiar. En ambientes con alta humedad, ese virus que se expulsa desde los pulmones de las personas enfermas, baja rápidamente al suelo y se pierde. Cuando hay poca humedad, ese virus se evapora en el aire y permanece en el ambiente por un largo tiempo.
Entonces, ¿Cómo podemos prevenir las infecciones?
La profesional detalló que “las acciones deben estar enfocadas en fortalecer su sistema inmune, ya que sin dudas esto será mucho más efectivo a la hora de prevenir infecciones. Si el sistema se encuentra en perfectas condiciones, a pesar de estar expuesto a los microorganismos, este luchará contra los mismos y la infección no proliferará”.
Existen varias acciones en las que debemos enfocarnos para esto, principalmente en una alimentación sana y equilibrada, realizar actividad física, incrementar nuestros niveles de vitamina D y un sueño adecuado y, por otro lado, contrarrestar el hiperestres.
“Mantener una alimentación sana y equilibrada será fundamental. Debemos incorporar las frutas y verduras de la estación, ya que la naturaleza nos proporcionara las vitaminas y minerales necesarios para combatir infecciones, por ejemplo, la vitamina C. Debemos evitar azucares y alimentos procesados, que nos generan inflamación, alteran nuestra flora intestinal y actúan como combustible de virus, bacterias y hongos patógenos. La vitamina D tiene un efecto modulador sobre células de defensa, específicamente los linfocitos T CD8, así como también interfiere en la producción de péptidos antimicrobianos”.
La actividad física es un potente estimulante de la circulación de células inmunes, y puede reducir hasta un 50 por ciento su probabilidad de enfermarse. Asegúrate de descansar las horas adecuadas (7-8), y de mejorar la calidad de tu sueño, esto es vital para que tu sistema inmune este indemne.
Pero atención: “El hiperestres puede incrementar la vulnerabilidad del organismo a ciertas enfermedades, ejerciendo un efecto inmunosupresor, que se manifiesta fundamentalmente en aquellas patologías que están vinculadas directamente con los mecanismos inmunológicos, tales como las infecciones, las enfermedades autoinmunes y las neoplasias”, agregó la doctora, y señaló que, por ejemplo, “se ha comprobado que los estudiantes tienen más infecciones en la garganta alrededor del tiempo de exámenes. Como sabemos, el estrés estimula la secreción de corticosteroides (tales como el cortisol) procedentes de la corteza adrenal, los cuales incrementan los niveles de glucosa en sangre e inhiben la liberación de interleucinas (ILs) e interferones (IFNs), por lo que los linfocitos responden en menor medida a los agentes invasores y el organismo está más propenso a contraer la infección, ya que se ve afectada la cantidad y actividad de las células inmunes”.
Entonces, acá van algunos consejos:
• Controle su vitamina D
• Consuma vitamina C
• Mantener una dieta sana y equilibrada, que nos proveerá de los nutrientes necesarios para reforzar nuestro sistema inmune
• Evitar cambios bruscos de temperatura
• Evitar ambientes cerrados y mal ventilados
• Evitar o minimizar el contacto con personas que padecen una infección respiratoria
• Lavarse las manos frecuentemente
• Toser sobre la superficie interna de su codo
• Evitar y controlar el hiperestres
“La mejor manera de fortalecer su sistema inmune es tener mentalidad positiva. ¡Sea feliz!”, destacó.