Andrew Pollard, investigador jefe del ensayo de Oxford, señaló que aunque la mayoría de los niños que contraen la enfermedad no desarrollan cuadros graves, “es importante establecer la seguridad y la respuesta inmune de la vacuna en niños y jóvenes, ya que algunos pueden beneficiarse de la vacunación”.
Reguladores de más de 50 países han autorizado el uso generalizado de la vacuna de Oxford, que está producida y distribuida por la farmacéutica AstraZeneca, en mayores de 18 años.
Otras farmacéuticas están probando ya sus vacunas en niños. Pfizer y BioNTech, cuya vacuna ha sido autorizada para mayores de 16, comenzó los ensayos con chicos de 12 en octubre. Moderna, por su parte, empezó las pruebas con jóvenes de la misma edad en diciembre.
Según Pollard, las pruebas de Oxford deberían ayudar a los legisladores a decidir si en algún momento en el futuro quieren ampliar los programas de vacunación masiva a los menores para garantizar que las escuelas son zonas libres del virus y combatir su propagación entre el resto de la población.
“Para la mayoría de los niños, el Covid-19 no es realmente un gran problema”, destacó Pollard. “Sin embargo, es posible que en el futuro se considere un uso más amplio para tratar de frenar el avance de la pandemia, por lo que solo estamos tratando de establecer los datos que respaldarían esa vía si los legisladores quisieran avanzar en esa dirección”, concluyó al respecto.