Los cambios bruscos de temperatura, propios del otoño y del invierno, aumentan las posibilidades de sufrir infecciones pulmonares, en particular la neumonía.
El neumonólogo Carlos Luna, presidente de próximo Congreso Internacional de Medicina Interna del Hospital de Clínicas, explicó que “el pulmón es un órgano que está muy expuesto, respiramos 10.000 litros de aire por día y es sorprende que la cifra de infecciones pulmonares sea 1 cada 100 personas por año”.
“Si bien el frío no tiene una incidencia directa como factor desencadenante de las infecciones, cuando baja la temperatura se duplican o triplican las posibilidades de infecciones pulmonares.
Por otro lado, las personas tienden a estar más tiempo en ambientes cerrados que favorecen la transmisión de enfermedades virales”, sostuvo Luna.
Además, el especialista explicó que “algunos virus, como el de influenza, durante la época invernal encuentran mejores condiciones para circular, se mantienen más tiempo en el aire”.
Existen tres tipos de neumonía que se ven con frecuencia: la neumonía común, producida por el neumococo, la neumonía que afecta a pacientes inmunocomprometidos y la neumonía asociada al respirador.
En cuanto a estas dos últimas, Luna comentó que son situaciones muy puntuales, donde la resistencia a los medicamentos es alta y se deben tratar con un mayor cuidado por parte de los especialistas.
La neumonía se destaca por sus tasas de mortalidad, según las estadísticas es la tercera causa de muerte en adultos a nivel mundial y sexta en la Argentina.
Asimismo, se estima que el 50% de los adultos mayores deberán ser hospitalizados por complicaciones, mientras que el 17% de estos fallecen por su causa.
“Los grupos de riesgo son los niños hasta los dos años de vida y los adultos a partir de los 55 años. La cantidad de muertes por año aumenta a partir de esa edad de forma muy significativa. Si bien la medicina avanzó mucho, todavía tenemos que pensar en la neumonía como un factor de riesgo para la salud de la población anciana”, manifestó Luna.
La consulta con un especialista apenas comienzan los síntomas es muy importante y, al respecto, Luna afirmó que en ocasiones se inicia una gripe o un resfrío y luego se complica el cuadro, con una infección más grave que puede ser viral o bacteriana.
“En la neumonía se compromete lo que se llama parénquima noble, que es una región pulmonar relacionada con la oxigenación de la sangre, por allí pasan cinco litros de sangre por minuto. Nunca hay neumonía cero. Los estudios epidemiológicos que realizamos nos muestran que en invierno y primavera predominan las infecciones bacterianas, mientras que en verano y otoño se dan más casos de infecciones ´atípicas´, con otro tipo de causas y consecuencias”, comentó el profesional.