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Gustavo Bolzán nació en Seguí, una ciudad que queda a unos 60 kilómetros de la capital provincial. Es dibujante desde muy pequeño, docente, ya que es profesor de Ciencias Sociales desde el año 2010 cuando se recibió en la Facultad de Humanidades. Además trabaja en Sadop, el Sindicato de Docentes Privados. Como si todo esto fuera poco dicta talleres en escuelas, universidades, bibliotecas y distintos barrios donde hay merenderos. Juega fútbol 5 donde ataja. Ama el fútbol, el dibujo y la literatura y es de allí que nació un taller que une esas tres pasiones. Ya lo dictó en una escuela de arqueros, en clubes y otros espacios. Va por más y sueña con trascender estas fronteras. UNO habló con el dibujante y docente entrerriano.
— Cómo fue tu vínculo con el fútbol cuando estabas en Seguí?
— De chico no jugué en ningún club allá. Me crié en el campo y era muy complicado que mis viejos me lleven porque no tenían en qué llevarme. Jugábamos con mis vecinos los domingos y siempre iba al arco. Tenía unos guantes NB que había conseguido. Con mi hermano teníamos botines y nos íbamos caminando. Eran muchos kilómetros porque los vecinos vivían lejos.
— Todo en el campito.
— Sí. Todo ahí en una canchita donde venían los gurises de Seguí. Los domingos era jugar ahí. Después perdí esa práctica deportiva porque en el secundario no tuve esa continuidad. De chico me gustó mucho. En el secundario atajaba, pero en la escuela en las horas de educación física donde el profe nos tiraba una pelota y decía vayan. Iba también a los torneos de campo a atajar, pero un arquero sin mucha práctica y teoría.
— Igual el puesto te gusta.
— El puesto me gusta. De hecho acá en Paraná terminé atajando con el equipo de la facultad en fútbol 11 que es complicado. Soy petiso, bueno son unas cuestiones irresolubles (risas). Por eso ando bien en el fútbol 5 y el hockey.
— Estás vinculado con el deporte.
—Si. Acá al hockey jugué en Capibá y Aprode.
— ¿Cómo llega la Escuela de Arqueros a tu vida y que pasa ahí?
— En la facu era complejo atajar. Tenía ese problema de salir o no salir que después lo hice dibujo. Y ya de grande me animé a ir a la Escuela de Arqueros donde te enseñan un montón de cosas como saber cuando salir. Ahí nos daba clases Fabián Prestofelippo quién es un poco el ideólogo del taller porque salió de ahí lo que es el taller. Yendo a las prácticas salta la ficha que yo dibujaba y andaba en esa y Fabián me dice, viendo tus aptitudes para el arco, sos bueno para dibujar así que hacete un taller (risas). La idea fue que los pibes se vinculen un poco con la literatura y el dibujo y ver cómo podíamos hacer para generar algo que no sólo tenga que ver con lo físico sino salir de ahí y que el fútbol y el puesto de arquero no sea sólo eso. Entonces laburé algo a partir de una propuesta que me pasó un licenciado en periodismo de La Plata ya que fue su tesis sobre literatura y fútbol. Saqué algunas algunas cosas de ahí vinculadas a la literatura en Argentina que es muy rica en cuanto al fútbol. Ahí me encontré con Santoro, Galeano, Soriano y todos los que han escrito sobre fútbol. Eso siempre me gustó. Los cuentos de fútbol me encantan. Los relacioné. Tenía eso por un lado y el dibujo por el otro más las historias de mi pueblo que había hecho y estaban perdidas. Pude unificar todo eso y transformarlo en un taller que une literatura, humor grafico y fútbol. Hicimos unas practicas con los gurises.
— Cerró por todos lados.
—Fue una experiencia piloto. Lo testeamos ahí. Yo se lo mandé antes a Fabián y le gustó. Lo probamos ahí y ahí se trabajó básicamente lo que es el puesto de arquero. Yo luego lo empecé a reelaborar y lo llevé a los clubes de mi pueblo, a Aranguren y a Almas de Río. Estuve en Cañadita, en Seguí FC, Cultural de Aranguren. Y ahora hay una propuesta para llevarlo a Federal a un club de allá. Y en Alas de Río estuvimos con una charla abierta, fútbol y fernet. Después lo fui puliendo y me fui dando cuenta cuáles son la cosas que se hacen dinámica dentro de la charla y resulta interesante. Me centré más en la historia de fútbol y acá me sale un poco el docente de sociales. A partir de la revolución industrial si hay alguien que lo puede explicar, yo te digo quiero que me cuenten. Hasta inmigración, se pueden hablan un montón de cosas y los gurises comienzan a relacionar y llevarlos para el lado de la historia. Esta bueno que se de esa relación de como con el deporte se puede hablar de un tema histórico que por ahí se da en la escuela. También se los lleva para la lectura y escritura y ni hablar para el lado del arte. Los gurises con eso se re enganchan. Los gurises y la gente grande con la que me encontré por ejemplo en Almas. Eso fue todo nuevo. Yo sólo había trabajado con gurises hasta 15 años. Y en Almas hubo de todo en un lugar hermoso. La idea es seguir haciéndolo. Tenemos que trabajar esas cuestión y más ahora que se viene el Mundial y toda su historia con la FIFA y esas cuestiones que hay detrás. Es interesante conocer de mundiales y saber si Uruguay ¿tiene cuatro campeonatos?. Se debate. Es muy rico y muy amplio y ni hablar cuando se da a conocer la literatura del fútbol. Yo en las charlas divulgo autores para que la gente vaya, busque y piense. Hoy el fútbol está llegando a lugares que antes no legaba.
— ¿Por ejemplo?
— El fútbol femenino me parece brutal y está creciendo en todos los niveles como pasa acá con las ligas independientes, la LPF, el fútbol 5. Se ven muchas pibas jugando. Y pasa en el profesionalismo donde los clubes tienen sus equipos. En Seguí por ejemplo abrieron una Liga Femenina y Paraná Campaña se abre a eso y me parece interesante. Era hora. Por ese lado iremos. Todo me llevó a mostrar lo que permite el fútbol que es un deporte hermoso que me encanta desde chico porque es el primer juguete y el más lindo que tuve. Eso me permitió jugar con mis amigos e interactuar. Me encanta eso de jugar, de revolcarme. El arco me encanta. Al arco llegué porque no sabía hacer nada. Me encantó y quedé ahí. En el fútbol 5 salgo a jugar, pego unas patadas y vuelvo al arco (risas).
— ¿En los talleres que cosas te fueron sorprendiendo de la gente?
— La gente te dice no se dibujar. Yo no soy un historietista profesional, no soy un dibujante profesional, pero si me gusta el humor gráfico. Hago otro estilo y trato de enseñar para que la gente saque su estilo y un amigo me dijo que tengo eso de mostrar que es fácil dibujar, que se puede sacar un estilo y que cualquiera lo puede hacer. Cualquiera puede dibujar si es que le enseñas algunas técnicas. La idea es que puedan dibujar lo que les sale fácil y esa es una de las partes del taller. Tener una herramienta de fácil uso y se pueda trasladar una historia que te hayan contado o que sepas o inventado.
— La imaginación juega un rol clave.
— Por supuesto. En Almas la gente contó historias que les pasó en el fútbol 5 como por ejemplo de alguno que se le salió la rodilla jugando o una gurisa que fue por primera vez a jugar e hizo siete goles. Otra inventó una historia de dos jugadores que chocaron y se dieron un beso. Ahí empieza a volar la imaginación más allá de lo real que sucedió como lo de Seguí que cuento yo que es mi disparador. Es un hombre que pateó el penal, rompió la red y desmayó una vaca que estaba atrás. Eso pasó en Seguí y cuando fuí a Aranguren me dijeron que conocían la historia. Yo la verdad no se si es real, pero digamos que sí. Ahí se juzga la ficción.
— ¿Y te sorprende que te llamen para más talleres?.
— Yo le tenía fe al proyecto. Fue algo planeado para hacerlo sólo en la Escuela de Arqueros esa vez. Después lo pensé para las escuelas donde doy clases, pero jamás pensé que podía llegar a picar en los clubes por ejemplo. Me llama la atención y está bueno que los clubes activen ese lado cultural y educativo. Habilitar la palabra porque en los clubes surgen cosas grosas. Por ejemplo en uno de los clubes que fui un nene dejó un mensa de no me grites y otro que hablaba de jugar más allá de su condición física. Se habla de género. Está muy bueno porque es un canal de expresión. Se fue transformando desde su origen y lo seguirá haciendo. En Aranguren me pasó cuando yo conté la historia del Mundial, del primero en Uruguay, un pibe me tiró una data de la pelota que se usó una uruguaya en el primer tiempo y una argentina en el segundo. Yo no lo sabía y me asombró que un gurí de 10 años tenga esa data de un Mundial del 30.
— ¿Es sorprender y sorprenderte?
— Claro va por ahí. Me pasa con esto todo el tiempo y me sirve porque es un ida y vuelta. Me retroalimenta, me sirve para cambiar, para decir esto no va más y vamos a corregir este dato. Me sirve para hacerlo más dinámico y para entrarle más a la parte práctica. Yo uso el mismo ejercicio que en el taller de humor gráfico, pero hay que ver que puede servir para la parte deportiva. Yo de chico tenía algo que era cuando venía a Paraná, a la casa de mi abuela, mi tío tenía las parvas de Gráficos y yo copiaba las fotos de tapa, las posiciones en las tapas. Las fotos deportivas de la acción del juego me encanta. Las voladas de los arqueros, los guantes que usaban. Hace poco hice un dibujo de un arquero de Seguí que es muy famoso y le dicen el Abuelo González. Yo pensaba que le decía así porque había atajado hasta grande, pero no le decían así porque de chico ya le decía así. Atajaba sin guantes y yo lo hice con guantes porque me lo imaginé. El era el arquero mítico, un guapo.
— ¿Sueños con este taller?
— Ir a Qatar (risas). Chiqui Tapia llamame. Me encantaría ir a ver un Mundial. Yo soy de Boca, tal vez llegar. La meta es que sobrepase esta barrera, que salga. Uno a veces no lo espera porque piensa que es imposible, pero es porque son barreras mentales que nos ponemos, pero puede pasar tranquilamente. A veces uno piensa que esto no es novedoso, que es algo que ya está, pero acá hay cosas interesantes en el contar y la relación con el dibujo. El llevarlo para la gráfica es interesante. Sería un sueño llegar a un club como Boca ponele. Sería los más, pero vamos a algo más chico que es hacer un libro de cuentos con historias que me fui enterando en los talleres. De Seguí hay varias historias, en Aranguren también con un referí. Después me mandan audios con historias así que da como para hacer un proyecto colectivo.
— ¿En una línea que es fútbol, dibujo y literatura?
— Una pasión porque me gusta leer, me gusta el fútbol y me gusta dibujar. Es como cumplir un sueño porque puedo unir estas pasiones. Otro sueño hubiese sido jugar en Primera cuando atajaba de chico y me imaginaba siendo el Mono Navarro Montoya con ese buzo hermoso que tenía con el camión. Es un poco eso. Esto me ayuda a volver a ser un poco ese gurí que tenía esos sueños. Está bueno.
fuente uno
Dibujo, literatura y fútbol…que más se puede pedir?
El entrerriano Gustavo Bolzán une el dibujo, la literatura y el fútbol con unos talleres que se dictan en clubes y otros espacios.