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Diego Mait, un rockero de pura cepa

El conocido músico lanzó su noveno material discográfico titulado “Despilfarrando Ilusiones”, que contiene temas propios. En diálogo con Mirador Entre Ríos, el amante del rock nacional habló de su programa de radio “La Puerta de Al Lado”; de su rol como docente de música y de las clases con los alumnos. Compuso canciones para las localidades entrerrianas.

Desde pequeño, Diego Mait tuvo las cosas claras. Era consciente que la música lo iba a acompañar en su camino por la vida, aunque nunca tomó trascendencia del alcance que podría lograr con ella y de las distintas aristas que se le iban a presentar en el trayecto. El sentimiento rockero estuvo en sus genes mucho antes de lookearse con una remera negra, jeans y botas de cuero, luciendo una larga cabellera. “Soy rockero de siempre, de cuna”, así se define el hombre de María Grande, que a los 41 años lanzó su noveno material discográfico denominado “Despilfarrando ilusiones”.

Este último álbum contiene diez canciones propias. Si bien el ochenta por ciento del repertorio proviene del rock, también hay lugar para otros géneros musicales como el chamamé, el guaino y el ska. “La tapa del disco es una lata de conserva marrón y las letras tienen diversos colores. Despilfarrando Ilusiones tiene que ver con esos días de encierro, guardado en una lata pero con las ganas de decir y hacer todo con ilusión. Todos tenemos ilusiones y qué mejor que desparramarlas, no andar siendo tacaño con lo que uno sueño”, agregó el docente que ya tiene la mente puesta en su próximo compilado y que no descansó un instante en plena pandemia.

El primer material del entrerriano nació en 2001 con “Malabares”. Luego llegaron “Planeta Andrés” (2012), “Grabaciones de al lado Volumen 1” (2015), “Grabaciones de al lado Volumen 2” (2016), “Canciones de los Pueblos” (Recopilación 2004 / 2016), “Las Piedras Preciosas” (2017), “Que te parece” (2018), “Es una Malacostumbre” (2019) y “Despilfarrando Ilusiones” (2021).

Un bicho de radio

En 1995 se encendían los micrófonos y la luz roja de FM Cielo 99.1, una pequeña emisora de la ciudad termal para dar inicio al programa “La puerta de al lado”, que era conducido por un joven de 15 años que le apasionaba difundir el rock nacional. Con mucha pasión y dedicación daba a conocer la actualidad de los grupos, sus letras, melodías y algunos datos curiosos. De hecho, el nombre del ciclo radial deriva del popular single de Los Rodríguez, la banda integrada por los argentinos Andrés Calamaro y Ariel Rot junto con los españoles Germán Vilella y Julián Infante.

La dinámica del programa, marcada por una gran naturalidad a la hora de salir al aire, sumado al contenido que ofrecía para los oyentes lo llevó a consolidarse en la programación. El 1° de julio del 2002, FM América 96.3 (una de las más importantes de la ciudad) le abrió sus puertas al entusiasta adolescente, ganándose un público nuevo gracias al gran alcance de la frecuencia modulada.

Con la creación de un estudio propio, Mait decidió extender el espectro radiofónico para desembarcar en más ciudades. Con un formato enlatado y listo para poner al aire, “La Puerta de Al Lado”, salió primero por todo el interior de la provincia y posteriormente por diversas zonas del país hasta cruzar las fronteras. La voz del mariagrandense sonó en Ecuador, Bolivia, Chile, México, España, Perú, Colombia, Venezuela y Texas (Estados Unidos).

“Semana a semana vamos sumando distintas radios que quieren retransmitir el programa. Tenemos más de 300 emisoras, que en su gran mayoría son FM pero también contamos con algunas AM y varias radios online o páginas de noticias. Fue algo totalmente inesperado que de María Grande nos puedan escuchar en Estados Unidos”, relató a Mirador Entre Ríos.

Una de las características del segmento ha sido la participación constante de referentes de la música, ya sea a través de alguna nota periodística o de un simple saludo para la audiencia. Por el éter pasaron Luis Alberto Spinetta, Andrés Calamaro, León Gieco, Moris, JAF, Los Rancheros, Coti Sorokin, Lito Nebbia, Hilda Lizarazu, Patricia Sosa, Vox Dei, Los Ratones Paranoicos, Los Auténticos Decadentes, Turf y una larga lista de íconos de la Argentina.

-Podríamos decir que te convertiste en el Bebe Contempomi entrerriano

-Le tengo un gran respeto y admiración al maestro Bebe (periodista y conductor de “La Vuelta”, que se emite por TN). Le hice varias notas telefónicas y hace poco nos encontramos en Paraná y de hecho se acordaba de distintas cosas. No sé si yo quería hacer un programa como el de él, pero si estoy seguro que quería hacer uno como el de Hugo Trédichi, que salía por FM Láser en Santa Fe. Se llamaba “Un ojo en la sopa”. Lo tomé siempre como referente. Fue una gran emoción encontrar en Santa Fe y en persona al tipo que seguía por radio.

-¿De dónde viene tu pasión por la música?

-Recuerdo que tenía siete años y me llevaban a cantar a una radio para un programa de chicos, que se hacía los sábados a la tarde. El programa se llamaba “La casita del tío Terry”, conducido por Terry Miguez. Para esos espectáculos me preparaba a quien considero mi padrino musical, Nito de Mercurio, un reconocido artista de la ciudad que llegó a hacer un diario con mi papá. Ahí empecé a cantar por radio. Anteriormente me había presentado en reuniones familiares, pero nada más.

-¿Cuándo fue la primera conformación?

-A los 10 años ya teníamos una banda, con la que tocábamos en la escuela y se llamaba Puro Grupo. Todas las canciones eran mías. Ningún integrante del grupo sabía tocar algún instrumento musical, solo teníamos tarros de dulce de batata o de dulce de leche, pintados de color naranja. Después empecé a tocar la guitarra, presentándome en varios lugares. A los 12 años me había subido por primera vez a los escenarios. Fui parte de varios grupos y también llegué a tocar cumbia de los 16 a los 20 años en Grupo Cristal. También integré Malabares (del 2001 al 2003), con la cual salimos en el programa Volver Rock.

-¿Cómo nace el tributo a Andrés Calamaro?

-Paralelamente a tener una banda, tocaba solo. Eso fue desde el 2003. En el 2005 estuve tocando en General Ramírez, siendo telonero de Turf. Al año siguiente arranqué a hacer el tributo a Andrés. Solamente tocaba sus canciones y alguna otra del rock nacional. Era para mí <0x2014> lo sigue siendo <0x2014> un gran gusto porque yo lo considero uno de los dueños del cancionero argentino. Lo respeto muchísimo, lo he escuchado y lo sigo haciendo. Era lindo ir a distintos bares y boliches tocando sus canciones. En esa época había pegado mucho el disco “El Regreso”. Creo que hubo un resurgimiento de nuevos salmoneros. Trataba de tocar todas y si me pedían alguna otra que no estaba en el repertorio, también la hacía porque seguramente me la sabía.

Un homenaje a Entre Ríos

-Le hiciste canciones a varios pueblos y ciudades del interior de Entre Ríos

-Hice muchísimas canciones para las comunidades entrerrianas, entre las que se destacan María Grande, mi ciudad natal, El Pingo, Aldea Santa María, Cerrito, Estación Sosa, Tabossi, Hasenkamp, Alcaraz, General Ramírez, Las Garzas y Colonia Nueva. Sinceramente, nadie me las ha pedido sino que las hago porque me gusta escribir. Por ahí estoy pensando en un pueblo y sale una canción. Me interiorizo en sus costumbres y tradiciones, lugares y personajes. Hace poco le escribí una canción a Entre Ríos. Es una chamarrita mezclada con una batería de tech house. Quería englobar todo lo que vengo escribiendo. Voy a seguir haciendo canciones para los pueblos, los barrios, las personas.

La carrera docente

-Además de ser músico, compositor y conductor de radio, sos docente de música

-Hace más de 20 años que enseño con el método de estudio de la academia de Raúl Varelli. Tuve alumnos de todos lados. Antes de la pandemia viajaba más. Ahora voy a Cerrito y María Grande. Con las clases online tengo estudiantes de Buenos Aires, Federación o Viale, lugares donde no podía haber llegado sin la tecnología. Con mis alumnos ganamos dos veces la instancia regional de los Juegos Culturales Evita. En el 2019 logramos el primer puesto en el provincial, clasificando al Nacional en Mar del Plata y representando a la provincia de Entre Ríos.

-¿Tuvieron la posibilidad de generar material en este tiempo de pandemia?

-Hemos grabado más de cinco discos con alumnos en estudio. El año pasado grabamos casi 30 videos con alumnos a distancia. Hicimos radio online, que se llama Radio Maestra, donde se retransmiten las 24 horas música grabada por los mismos alumnos. Dentro de poco saldrán unos audiovisuales que estamos generando con nuestra academia de música y unos colegas de Guadalajara (México). Vamos a hacer un intercambio cultural a través de la virtualidad. Acá tocan los alumnos, no los maestros.

-¿Cómo te definís como docente?

-Soy un maestro dedicado y trato de dar lo mejor, de estar al día con las cosas que van saliendo para que la tecnología nos permita llegar a más lugares y que los alumnos se muestren ya sea de forma presencial en un festival o competencia, o en la virtualidad a través de las redes sociales o diversas plataformas. Nosotros como maestros tenemos que enseñar. Nuestra vida artística es a parte de la vida del docente. Tratamos que ellos toquen y que puedan ver y escuchar sus propias grabaciones. Asimismo, trato que toquen todos los estilos, donde aprendan la teoría sin darse cuenta que la están aplicando y que lleguen al conocimiento musical desde la armonía, las partituras o la escritura. La música no tiene edad ni tiempo, tampoco distingue si vivo en la ciudad o en el campo. Si tenés ganas, se puede hacer.

José Prinsich
redaccion-er@miradorprovincial.com

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