“Estoy feliz”, dijo Laura luego de convertirse en la ganadora del título ICKF de MMA y no es casualidad su felicidad. A miles de kilómetros de casa, en China, le ganó a la favorita, la deportista de ese país Un Siman, luego de un largo camino.
Nació y vivió toda su vida en Concordia, con su esposo Guillermo Teze y sus dos hijos Deian y Joel. Hace 9 años comenzó a entrenar, al principio de forma recreativa, pero se dio cuenta que podía ir por más en el MMA. “Empecé haciendo Kick Boxing para arrancar algún deporte, siempre ayudada por mi esposo, que fue el que me insistió para que me anime y me dio el último empujoncito para que empiece”, contó en diálogo con Mirador Entre Ríos, y agregó: “El Jiu Jitsu siempre me gustó, porque lo veía a él y me daba mucha curiosidad aunque no me animaba a hacerlo, pero tuve la oportunidad cuando él empezó a dar clases, así que aprendí”.
Aunque ganó varias competencias y es campeona del mundo, Laura no siempre estuvo relacionada con el deporte, pero reconoce que hay un ingrediente que es fundamental. “Nunca había hecho deportes en mi vida, ni siquiera cuando era chica o adolescente, por eso siempre digo que uno puede llegar lejos y lograr cosas cuando tiene ganas. A veces no traemos la historia deportiva desde pequeños, como suele pasar con la mayoría de personas que llegan al alto nivel, pero se puede intentarlo igualmente siempre que le pongamos todo”, aseguró.
“Yo era docente y estaba estudiando todavía, tenía dos nenes chiquitos y un negocio así que empecé haciendo algo recreativo pocas veces por semana y cuando mi esposo empezó a enfocarse un poco más y estudiar la parte deportiva empezamos a probar hacer algunas cosas juntos, me enganché de a poco y cuando me sentí segura como para probar hacer una competencia probé, me fue bien y desde ahí no paré más”, rememoró, sobre su relación con el MMA.
Vida en Asia, triunfo y deseos
Días después de coronarse campeona Laura aún no toma dimensión de lo que logró, pero lo valora por todo lo que debió esforzarse para lograrlo. Junto con su esposo, decidió tomarse el año para vivir en algún país de Asia, entrenar y competir.
“Ahora vivo en Tailandia y viajé porque era uno de los destinos que nos brindaba la opción de abrir un poco más el campo de trabajo que tenemos en Argentina. Vinimos por un llamado del ONE Championship para hacer peleas en Asia, y al estar más cerca de los lugares en donde se hacen los eventos había un poco más de chances de tener más peleas en el año”, indicó y agregó: “Directamente nos tomamos el año para dedicarnos a esto, becados por el Phuket Top Team, que es el lugar en donde estoy entrenando y con la ayuda del One Championship que es quien hizo posible todo en este lugar”.
Además del viaje y el desarraigo, en sus primeras peleas Laura no había tenido el resultado que fue a buscar, pero la paciencia y la disciplina hicieron que pudiera lograr el objetivo. “La pelea por el título mundial de la franquicia ICKF de China fue muy importante para mí. Venía de dos derrotas bastante duras en el One, me costó mucho recuperarme, no tanto físicamente sino en lo psicológico, pero me puse otro objetivo y eso me ayudó a comprometerme un poco más”, recordó. “Entrené casi dos meses con el equipo de Phuket y con Guillermo, que me acompaña siempre, nos comprometimos para llegar bien, preparamos mucho la pelea, entrenamos duro y se me dio”, dijo.
Obtener el cinturón fue alcanzar una meta, pero lejos de ser el techo de su carrera, es un empujón para ir por nuevos objetivos. “Sentí y siento felicidad absoluta, obtener un título mundial de MMA para Argentina y levantar mi bandera es algo único. Creo que aún no logro dimensionar la importancia de lo que logré, pero sí se de la confianza que me trae a mí y a todo el equipo, las ganas de seguir, las ganas de volver a intentarlo. Ahora no pienso ni en retirarme ni en dejar de competir así que nuevamente estoy entrenando y esperando otra competencia, que espero que se de pronto y pueda dejar al país nuevamente en lo más alto”, aseguró la deportista entrerriana.
Aunque está Tailandia, Laura Balín no olvida las raíces y sueña con que haya más como ella. “Se que el deporte creció y sigue creciendo en Argentina, pero deseo que haya más lugares en donde competir y que más mujeres se animen, que prueben, compitan y ganen. Creo que hay mucho por hacer y ojalá esto que logré sirva para que haya muchas interesadas”, alentó y concluyó: “Siempre digo que el compromiso con un deporte cambia la vida, que la pasión mueve, así que si alguien desea comenzar tiene que saber que nada es imposible, todos somos iguales y capaces de lograr lo que nos proponemos”.