Un asistente de respirador artificial, un ozonizador y un esterilizador de ambientes; y ahora también un guante que transforma en sonido los movimientos de una mano. Todos estos inventos fueron desarrollados en Gualeguaychú a partir de que la OMS decretó el estado de pandemia.
A fines de marzo, Matías Volker y su primo Miguel Ángel fueron noticia por haber creado un asistente de respirador utilizando las válvulas hidráulicas y las plaquetas electrónicas de un sillón odontológico. “Veíamos por la televisión la preocupación y el caos que estaba causando la pandemia en Europa y decidimos empezar a desarrollar algo que sirva como ayuda al sistema de salud”, dijo en aquel entonces Matías, en diálogo con Mirador Entre Ríos, y especificó que para probar el sistema con válvulas, desarmaron un sillón odontológico. Luego de comprobar que podía funcionar, comenzaron con el armado desde cero del dispositivo con un sistema neumático y electrónico nuevos. Lo terminaron y lo pusieron a disposición de quien lo precise.
“El respirador en la actualidad se encuentra guardado”, informó Matías, en una nueva entrevista con Mirador, mientras que los esterilizadores de ambiente se encuentran ambos funcionando en su consultorio odontológico.
Bioseguridad
Dicha idea (la de los esterilizadores) surgió ante la necesidad de optimizar la bioseguridad en el consultorio. Los dos dispositivos que crearon trabajan de forma individual: uno es un purificador de aire que se encuentra en un gabinete cerrado, que a través de la luz UV-C genera ozono y es inyectado al aire a través de una turbina. Puede estar en funcionamiento mientras se encuentren personas en la sala, trabaja con una lámpara UV-C de 250 nanómetros y 20 Watt y sus dimensiones son de 80 centímetros de largo por 15 centímetros de diámetro.
El segundo es un dispositivo que trabaja directamente con la radiación UV-C en el ambiente, tiene una dimensión de 1,90 centímetros de alto por 30 centímetros de diámetro y consta de dos tubos de radiación UV-C de 250 nanómetros y una potencia de 30 Watt cada uno. Debido a la radiación emitida por los tubos no está permitida la presencia de personas en el ambiente mientras se realiza la desinfección. Por tal motivo, consta de un complejo sistema de seguridad como son los sensores de movimiento, timer, control a distancia, indicadores lumínicos y sonoros, como así también una base con sistema de rodamiento para poder desplazarlo de un ambiente a otro.
“Ambos dispositivos funcionan a través de la radiación UV-C, a través de la misma se produce (O3) que es un poderoso oxidante. La acción del (O3) en virus es actuando sobre su envoltura proteica modificando su estructura interna y haciendo que pierda la capacidad de acople o de adhesión a otros microorganismos o a una célula”, detalló Matías, y agregó que “cuando el equipo realiza el ciclo de trabajo se puede percibir el olor característico que produce el (O3) en el ambiente”.
Un guante que habla
“La idea del guante para personas con hipoacusia lo desarrollamos con Daniel Schmidt, técnico en programación de micro controladores y nace de la necesidad de colaborar con la integración de personas que se encuentran con problemas de hipoacusia o trastornos del habla”, señaló Matías, quien aseguró que “si de integración hablamos, este dispositivo pondría en igualdad de condiciones a una persona con trastornos del habla a la hora de concursar por un empleo o si debe concurrir a clases o en una urgencia ya que son pocas las personas que en la actualidad dominan el lenguaje de señas sin mencionar el beneficio que sería al momento de enseñar el lenguaje de señas ya que además de ver la posición que toman las manos al momento de hablar se estaría reproduciendo en audio lo que la persona está manifestando a través del lenguaje de señas”.
En ese sentido, ejemplificó: “Este dispositivo haría muy sencillas tareas como la de ir a un kiosco y comprar desde una gaseosa a una golosina”. Sin embargo, al día de la fecha, el guante se encuentra en una fase de prueba, es decir, Volker y Schmidt se encuentran en plena observación de sus alcances y limitaciones al momento de formar las palabras. “Es como la etapa del prototipo de arcilla de un auto”, ejemplificó Matías.
El paso siguiente es cambiar los sensores y la electrónica para que el dispositivo se conecte de manera inalámbrica, ya que actualmente se comunica a través de cables conectados al micro controlador. “La idea es desarrollarlo y quien quiera fabricarlo, pasarle el contenido del software para producirlo en masa”, especificó.
“Lo llamativo del proyecto es que no existe nada similar en el mercado, es una idea innovadora ya que es la única de este estilo, manifestó Volker y agregó que “el dispositivo no precisa ninguna homologación ya que es solamente un guante con sensores”.
Cómo funciona
En su hardware, el guante tiene cinco sensores en cada dedo de cada mano para detectar la posición de cada uno, y otro sensor en la muñeca para determinar dónde se encuentra la mano. Los sensores son inclinómetros digitales similares a los que se usan en aviónica o incluso drones. Un procesador integra todas las señales con un software escrito para este fin.
El proyecto se inició con una placa Raspberry PI y software escrito en Python, pero luego, suponiendo que se lo quisiera construir en serie, se cambió a tecnología ARM como unidad de control con el software escrito íntegramente en lenguaje C para bajar los costos.
El sistema utiliza un sintetizador de voz que una vez que la unidad de control ha determinado lo que las manos quieren significar, lo dice de manera hablada.
El sintetizador puede “hablar” en cualquier idioma siempre que se lo instruya en lo que debe decir, “esto es interesante porque se podría fácilmente construir para cualquier lenguaje o incluso ajustar el lenguaje en tiempo real, por ejemplo si alguien estuviera de viaje”, detalló Daniel Schmidt.
En la actualidad y siendo solo un prototipo, el guante se encuentra conectado a la unidad de control con un cable, “la idea es a futuro separar el guante de la unidad de control mediante un enlace Bluetooth o algún protocolo de comunicaciones sin contacto físico”, adelantó el técnico en programación, quien aclaró además que no se considera un inventor: “No me dedico a inventar cosas pero este proyecto me pareció no solo un desafío técnico sino también un aporte a mejorar la comunicación entre todos”.
Más proyectos en mente
En pleno desarrollo de este guante para personas con hipoacusia, Matías Volker adelantó a Mirador que tienen otros proyectos en mente. Recordó que siempre han sentido la inquietud y las ganas de crear y que finalmente, cuando empezó la pandemia y su consiguiente confinamiento, encontraron el tiempo adecuado para empezar a trabajar en las invenciones que ideaban.
Sabina Melchiori
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