El uso del celular es un factor de peligro al conducir. En la teoría es algo que sabemos todos. Sin embargo, y según la estadística en Argentina la mitad de los conductores habla, manda audios o chatea mientras maneja.
Este dato alarmante fue revelado por una encuesta privada. El estudio fue realizado por la cámara que nuclea a las empresas productoras de software vial, Cecaitra, a través de un sondeo telefónico en más de 1.800 hogares con el objetivo de tener una muestra y datos estadísticos sobre el tema.
Imprudencia al volante
Una de las primeras preguntas que formaron parte de la encuesta fue “¿Con qué frecuencia mira el celular, aunque sea esporádicamente, mientras está manejando?”. Pregunta que reveló que cuatro de cada diez conductores admitió utilizarlo. El 15% de los encuestados asumió que de vez en cuando mira su dispositivo móvil al conducir, el 23% aseguró que casi nunca y el 6% casi siempre. Mientras que un 56%, un poco más de la mitad, contestó que nunca lo hacía.
La encuesta también hizo referencia a los dispositivos que se utilizan para geolocalización y ubicación como el GPS o las aplicaciones como el Waze o Google Maps. El resultado dio que más de la mitad admitió usar esta tecnología para trasladarse, exactamente un 55%, mientras que el otro 48% dijo utilizarla a veces y un 7% siempre. El resto sostuvo que nunca usa ese tipo de aplicaciones o dispositivos.
Conductas indebidas
“El grupo que asume utilizar el celular mientras conduce constituye una amenaza al tránsito teniendo en cuenta los múltiples peligros que genera el uso de la telefonía móvil al volante. Sin embargo, admitir que uno emplea un dispositivo que está prohibido es un paso hacia la reflexión de las conductas indebidas”, destacó Facundo Jaime, vocero del Observatorio Vial de la Cecaitra, en el mismo comunicado en el que difundieron la encuesta.
Sobre la legalidad del uso de estos dispositivos, en el sondeo cuatro de cada diez conductores sostuvieron que están permitidos, mientras que tres de diez dijeron que no. El 28% desconocía si está permitido o no usarlo, lo que deja en evidencia que el grado de desconocimiento de la reglamentación es bastante alto.