Ante unos 7.000 estudiantes, Francisco aseguró que “se siente rejuvenecer” cada vez que se encuentra con jóvenes, “siempre llenos de entusiasmo”.
Antes de que Francisco se dirigiese a ellos, hubo coros y bailes típicos y tres estudiantes leyeron un testimonio de sus vidas.
“Los jóvenes están siempre listos para ir hacia adelante, hacer que todo suceda y arriesgar. Los animo a continuar con ese entusiasmo en las circunstancias buenas y malas”, y sobre todo “cuando mirando alrededor, parece que Dios no aparece en el horizonte”, dijo.
Les aconsejó “viajar en la vida” y “no vagar sin rumbo”, y para ello los instó a dejarse guiar por Dios que es -explicó- “como si hubiese colocado dentro de nosotros un software, que nos ayuda a discernir su programa divino y a responderle con libertad”, informó la agencia EFE.
Para encontrar el sendero justo, añadió Francisco, se necesita sabiduría, y para “recibir esta sabiduría debemos mirar el mundo, nuestra situación, nuestros problemas, todo, con los ojos de Dios”.
“Esta sabiduría nos ayuda a reconocer y a rechazar las falsas promesas de felicidad”, señaló Francisco, que lamentó cuando los jóvenes se encierran en su mundo.
“Cuando un pueblo, una religión o una sociedad se convierten en un ‘pequeño mundo’, pierden lo mejor que tienen y caen en una mentalidad presuntuosa, la del yo soy bueno y tú eres malo”, opinó.
Y, por ello, alabó que en este acto participasen también “muchos jóvenes amigos musulmanes y de otras religiones”, pues así se muestra la determinación de “promover un clima de armonía, donde se tiende la mano a los otros, a pesar de vuestras diferencias religiosas”.
Francisco insistió, como en muchos de sus discursos, en la necesidad de que la juventud escuche y respete a los ancianos para, entre otras cosas, “evitar repetir los errores del pasado”.
“Hablen con sus padres y abuelos, ¡no se pasen todo el día con el teléfono, ignorando el mundo que los rodea!”, exclamó.
Rumbo a Roma
Tras este acto, Francisco se trasladará directamente al aeropuerto Internacional de Dacca para regresar a Roma, donde está prevista su llegada en horas de la noche.
El viaje a Bangladesh cierra una gira que también incluyó la vecina Myanmar (ex Birmania) y que tuvo como eje inevitable el drama de los cientos de musulmanes rohingyas que han llegado al primer país desde agosto pasado huyendo una de operación militar del Ejército birmano.