“El reto al que nos enfrentamos es la acción conjunta y colaborativa de la entera familia de las naciones”, analizó Francisco en el mensaje leído por el observador de la Santa Sede en el organismo, Fernando Chica Arellano, y divulgado por el Vaticano, un día después de que el organismo reeligiera al chino Qu Dongyu como número 1.
Para el Papa, “no puede haber lugar para el conflicto o la oposición, cuando los enormes desafíos vigentes requieren un enfoque holístico y multilateral”.
En su convocatoria, Francisco sostuvo que “los gobiernos, las empresas, el mundo académico, las instituciones internacionales, la sociedad civil y los individuos deben hacer un esfuerzo conjunto, dejando a un lado lógicas mezquinas y visiones sesgadas, para que todos salgan beneficiados y nadie quede postergado”.
Según el Papa, “la pobreza, las desigualdades, la falta de acceso a recursos básicos como el alimento, el agua potable, la sanidad, la educación, la vivienda, son una grave afrenta a la dignidad humana”.
Al mismo tiempo, el pontífice reclamó un cuidado y respeto especial “con la diversidad cultural y las especificidades tradicionales, que no pueden alterarse ni destruirse en nombre de una idea miope de progreso que, en realidad, corre el riesgo de convertirse en sinónimo de colonización ideológica”.
“Por eso, y no me canso de subrayarlo, las intervenciones y los proyectos deben planificarse y ejecutarse saliendo al encuentro del clamor de las personas y sus comunidades; no pueden ser impuestos desde arriba o desde instancias que solamente buscan su propio interés o lucro”, reforzó.