La pandemia prorrogó hasta el año que viene las disputas por cargos sindicales. La cúpula de la central, el moyanismo y las distintas corrientes internas comenzaron a moverse para disputar el control.
En la última semana hubo reuniones, acuerdos y declaraciones que empezaron a calentar la carrera por la conducción de la CGT. La cúpula tiene el mandato cumplido, las elecciones fueron postergadas por la pandemia y podrían ser luego de las legislativas.
El moyanismo quiere retomar el control. En ese camino, hubo un encuentro de peso durante la semana pasada. Su líder camionero, Hugo Moyano se reunió con Sergio Sasia, titular de la Unión Ferroviaria y líder de Sindicatos En Marcha para la Unidad Nacional (SEMUN), que agrupa 40 gremios claves para hacer fuerza en la carrera. También estuvieron Pablo y Facundo Moyano, y Juan Pablo Brey, jefe de la Asociación de Aeronavegantes.
Y el pasado viernes, Pablo Moyano aseguró que en las próximas elecciones de la CGT presentará un frente de unidad “que incluya a todas las organizaciones, incluso a los movimientos sociales”. Considera que tanto los trabajadores como el gobierno necesitan “una central unida” y “una conducción fuerte”, y ratificó que comparte la idea de que las organizaciones sociales se incorporen a la CGT.
La Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) pudo obtener del ministerio de Trabajo la personería social, una herramienta que les permite avanzar en su conformación sindical, novedosa, de un gremio sin patrones visibles, pero con afiliaciones y elecciones internas como cualquier gremio tradiciones. El próximo paso estratégico que se plantean las organizaciones sociales es ingresar formalmente a la CGT.
Hugo Moyano no estará involucrado directamente, sino que impulsará para cargos importantes dentro de la CGT a referentes cercanos que cumplan con la condición de desplazar a los actuales líderes, y rivales históricos del camionero.