La sequía se quedó con unos 492 millones de dólares del campo entrerriano. Fuentes privadas calcularon las mermas de los principales cultivos de verano y concluyeron en la alarmante cifra que impactará de manera frontal en la economía provincial de los próximos años.
Si bien los datos son preliminares, razón por la cual Campo en Acción se reserva la fuente, bastan para dar dimensión a la crítica situación. Sólo en maíz de primera, los agricultores dejaron de cosechar granos por 165,5 millones de dólares; y como el de segunda todavía busca su espacio vital en la provincia y se cultiva más bien poco, las pérdidas se prevén de 12,6 millones de verdes billetes.
Al dar cuenta del sorgo se aportó que en el surco quedaron rentabilidades esperables del orden de los 8,4 millones de dólares. Por el andarivel de la soja de primera, la marca se fijó en 178,1 millones y 128,6 para los de segunda.
Como para sumar rigor a los datos, se especificó que en el caso del maíz de primera se estimó sobre la base de una trilla de 2.000 kilos por hectárea en las casi 330.000 hectáreas donde el cultivo llegó a destino y se suman las 50.000 hectáreas que se dieron por perdidas. Y los valores se fijaron a abril con un esquema general de que el 70% de los agricultores trabajó en campos arrendados. En las variedades tardías estimaron un rinde de unos 2.800 kilos, mismo sistema de acceso a la tierra y precio fijado a septiembre.
Por el andarivel del sorgo, se aportó que el rinde logrado en los campos donde se trilla, unas 93.8000 hectáreas, las marcas serán en torno a las 2,6 toneladas y con un arriendo equivalente al 20% del rinde logrado. Perdidas quedaron 14.000 hectáreas.
En cuanto a las sojas, se consignó que algo más de 130.000 de primera se dejaron pasar al momento de ingresar las cosechadoras y en las 315.000 donde si entraron, lograron 1.100 kilos por hectáreas; y en las de segunda arrimaron a los 900 kilos en 252.000 hectáreas productivas, mientras que 144.000 se dieron por perdidas.
Seguramente tales datos precisados aquí serán ajustados a medida que vayan concluyendo los ciclos productivos de cada cultivo y, muy probablemente, serán engordados cuando se sumen granos regionales como el arroz, del cual ya se sabe que rindió aceptablemente, poco más de 7.200 kilos por hectárea, pero con una merma importante en cantidad de hectáreas que llegaron a destino.