Marcos Domínguez Shocrón es bioingeniero, egresado de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Entre Ríos e integrante del Laboratorio y la cátedra de Biomecánica.
En su tesis de grado desarrolló una herramienta para el análisis biomecánico del gesto de pitching -lanzamiento de la pelota- en sóftbol, para poder evaluar el movimiento de los pitchers profesionales y en formación. Se trata de un aporte a las correcciones posturales y propias del movimiento que resulta complementario de las sugerencias y observaciones del entrenador.
La ciudad de Paraná fue declarada, en 2015, Capital Nacional del Sóftbol, debido a su gran historia ligada a este deporte y un presente que debe sostenerse y valorar ya que forma parte de la identidad de la ciudad.
A esto se le suma que días atrás la selección argentina de sóftbol se consagró campeona mundial en República Checa. En su gran mayoría el plantel, y el entrenador, son entrerrianos, lo que significa un plus para la región.
El alto nivel competitivo que alcanzó el deporte en general durante las últimas décadas, junto con el aumento en la carga horaria que demandan los entrenamientos y competiciones, representan un desafío para quienes se vinculan de alguna manera con estas actividades.
Sobre su intervención científica en este ámbito, Domínguez detalla: “Los análisis que realizamos en el Laboratorio pueden ser físicos o clínicos. En mi caso trabajé con jugadores de sóftbol para mejorar su rendimiento deportivo. Buscamos a los mejores lanzadores, la mayoría de Paraná, para medir y estandarizar el gesto y mejorar su técnica; pero esto también tiene aplicación para los deportistas en formación”.
En este sentido, para el trabajo en las diferentes disciplinas, es importante concebir al deportista a nivel integral para optimizar, orientar y asesorar todo su proceso; se hace imprescindible entonces, aprovechar el capital deportivo nacional, para proyectar la formación de futuras generaciones.
El laboratorio
El Laboratorio de Biomecánica que funciona en la Facultad de Ingeniería analiza los fenómenos naturales que ocurren en el cuerpo humano como consecuencia de sufrir la aplicación de fuerzas de diverso origen. Las áreas de estudio predilectas de la biomecánica son la medicina, la ergonomía y los deportes.
El objetivo de la tesis de Domínguez Shocrón fue desarrollar una herramienta que permitiera describir biomecánicamente el gesto de lanzamiento de sóftbol para profesionales masculinos.
Esto, mediante la obtención de variables temporales, cinemáticas y dinámicas a través del sistema de videografía que registra el movimiento.
Se trata del método más utilizado en la actualidad, “debido a su exactitud y a la diversidad de equipos disponibles”.
Además, permite visualizar los datos de diversas maneras para simplificar al usuario la comprensión de la información.
Es importante destacar que la Universidad Pública apuesta constantemente al desarrollo de la investigación científica, el avance tecnológico y social poniéndolos al servicio de la región.
Por esto, la vinculación tecnológica debe desempeñar un rol fundamental en su articulación con la comunidad de la que forma parte; atendiendo a las demandas para generar valor, innovación y conocimiento, que transformen el entorno social, cultural y económico.
Se trata de vincularse
“La universidad pública nos brindó todo el conocimiento y los equipos necesarios para llegar a un resultado esperado”, afirma Domínguez Shocrón. “En la medida en que la Universidad se pueda vincular o asociar con el medio, ahí es cuando se hace más rica y necesaria nuestra existencia. Esto es importante, porque podemos pensar en investigar o desarrollar aplicaciones que para nuestro entorno no tienen utilidad o no resultan beneficiosas”, finalizó.
Lanza la bola
El juego del sóftbol como tal se desarrolla fundamentalmente en el espacio comprendido dentro de dos líneas (llamadas ‘de foul’) que forman un ángulo recto. Participan dos equipos, que se alternan en el lanzamiento de la bola y en el bateo. El bateo intenta dar tiempo a los compañeros para que vayan pasando de base en base hasta completar una corrida, mientras los contrincantes procurarán evitar que el bateador acierte o, caso contrario, intentarán captar cuanto antes la bola para cortar las carreras. Como se advierte, buena parte del juego depende de la habilidad del pitcher, por lo que el aporte de este equipo de investigación es clave.
Dentro del espacio que constituyen las líneas de foul se traza un cuadrado de aproximadamente 18 metros de lado. En cada uno de los vértices se ubican las bases, que desempeñan el papel de refugios temporales para los jugadores del equipo que ataca y también de puestos desde dónde los defensores intentarán frenar las corridas del adversario.
Una de esas bases es una figura pentagonal (home) y se la coloca en el vértice que forman las dos líneas de foul. El círculo del lanzador se ubicará en el centro de dicho cuadrado con su centro a 14 metros para hombres y a 12 metros para mujeres. Básicamente tiene la misma forma del diamante de baseball pero de menores medidas.
El equipo atacante tiene que batear la pelota suficientemente lejos sin que le hagan “out”. Para eso tiene que pasar por bases pequeñas como primera, segunda y tercera hasta llegar a home… Ya cuando está en home se le suma una carrera al equipo, mientras tanto el equipo oponente debe de estar preparado para cualquier bola cerca que le pase. Gana el equipo que anote más carreras.