Por Mauricio Jacob
Desde Crespo
Tobías Gareis tiene 16 años, un adolescente en plenitud de su vida con un extenso camino por delante. Entre sus actividades acude a la escuela y juega al fútbol en Cañadita Central de Seguí. Es delantero de la Sub 17, teniendo la posibilidad de marcar su nombre en la red en el presente certamen de la Liga de Paraná Campaña. Nada llamativo en la posible rutina de un joven.
En realidad sí, lo que llama la atención de Tobías es que no conoce la expresión de bajar los brazos ante la adversidad. Poco le importó desde pequeño que sus oídos perdieran el 95% de la audición, no hizo caso a eso y siguió sin temor a golpes que el mundo tiene preparado para los mortales. Incluso sus virtudes dentro de la cancha le posibilitaron ser seleccionado para integrar el equipo de la Asociación Civil de Sordos de Paraná representando a la provincia en un venidero certamen.
DURO MOMENTO
Su papá, Pablo Gareis, también abrazó la pasión por el fútbol desde siempre y supo lucir las casacas de Cañadita, Hernandarias o Unión Alcaraz. En un mano a mano con El Observador narró cómo fue aquel momento donde la realidad los golpeó como padres: “Su problema fue descubierto cuando tenía un año y medio. Vivíamos en Paraná y decidimos hacerle estudios porque como padres nos dimos cuenta que no avanzaba con el habla y tampoco le llamaba la atención cuando algo se caía al suelo o había algún ruido. Fuimos a los médicos en Paraná y Santa Fe, se le hicieron todos los estudios con respecto a sus oídos y se diagnosticó que tenía pérdida auditiva de un 95% en los dos”.
Seguidamente añadió: “No nos quedamos con eso, fuimos por una solución y nos derivaron al Hospital ‘Garrahan’ de Buenos Aires. Estuvimos allí una semana, lo vieron los especialistas y nos dieron buenas y malas noticias. Por un lado podía ser operado y si el procedimiento era exitoso podía recuperar la audición y evolucionar con su habla respaldado por un tratamiento, pero si la cirugía no resultaba como se esperaba podría perder lo poco que estaba escuchando e incluso quedar en estado vegetativo, en una cama o silla de ruedas. No teníamos la garantía de que esa cirugía fuera exitosa y en ese momento aún no estaba el implante coclear. Nos dieron a elegir y como padres entre charlas y llantos, decidimos nunca hacerlo por miedo a que salga mal porque no sabíamos qué podía pasar”.
EL FÚTBOL ELIMINANDO BARRERAS
Luego de un tiempo, se mudó a Seguí de donde era oriundo Pablo. “Nunca tuvimos esos complejos que pueden aparecer ante una situación así, la afrontamos, la llevamos con normalidad y siempre tratamos que Tobías realizara actividades como cualquier chico por eso comenzó a ir a la escuela de fútbol de Cañadita donde ya me conocían y abrieron las puertas desde el primer momento aunque resultó un desafío muy grande para los profes”, continuó.
El fútbol eliminando barreras y como herramienta de integración, nuevamente el deporte que mueve multitudes brindando oportunidades sin importar el qué. “Empezó a jugar con chicos del pueblo y los chicos se empezaron a encariñar con él, buscaban cómo comunicarse y se fue convirtiendo en uno más. También lo llevamos a la Escuela de Deportes Municipal donde nos recibieron muy bien y posteriormente comenzó la escuela haciendo primer y segundo en Seguí donde contaba con su maestra de apoyo. Posteriormente arrancó en la Escuela ‘Helen Keller’ de Paraná desde los 6 o 7 años, al principio iba cuatro veces por semana pero llegó un momento que se cansó de los viajes y demás, no quería ir más por lo tanto decidimos que fuera dos veces. Sigue cursando y viajando ya por su propia cuenta”, narró el papá.
DE SELECCIÓN
Tobías ya había sumado partidos oficiales en Paraná Campaña durante la temporada pasada, ahora busca consolidarse y llegar con el “Tricolor” lo más lejos posible en el presente certamen. En medio, la llegada de una buena noticia: “Me mandaron un mensaje que había quedado seleccionado para representar a Entre Ríos en el combinado de la Asociación Civil de Sordos de Paraná. Quienes integran o son socios se juntan en Paraná, hay gente de todas las edades y forman equipos que se van clasificando en etapas. En estos días jugarán ante una Asociación de Santa Fe, con todos los gastos cubiertos. Es una oportunidad más para continuar desarrollándose dentro de la sociedad”, precisó Pablo.
EL DÍA DESPUÉS
“Se comunica por señas y lee los labios; el Whatsapp es un gol de media cancha porque se puede comunicar de inmediato y es muy útil el uso de los emoticones. Nosotros nos comunicamos también con lenguaje de señas, aprendimos e incluso la mamá hizo un curso más avanzado”, mencionó sobre la forma de comprenderse a pesar del inconveniente.
De cara a mañana, imaginando el plano laboral Tobías ya va tejiendo redes junto a su padre. “Trabaja conmigo, tengo una rotisería y durante el día hago tareas de albañilería por mi cuenta. Lo llevo conmigo pero por sobre todas las cosas es para que él sienta lo que es ganarse el dinero, que le dé valor al sacrificio de trabajar para tener dinero que te permitirá comprar cosas que desees. Me ayuda, es compañero. También en la rotisería lleva algunos pedidos, realiza la cobranza, colabora con las papas fritas y demás. Pienso que cuando yo no esté el día de mañana, Tobías tendrá las herramientas y conocimientos suficientes para valerse por su propia cuenta. Es muy inteligente y no tendrá inconvenientes”, concluyó.
Por Mauricio Jacob
Desde Crespo