Sin embargo, la suba de tasas trae como consecuencia el encarecimiento de los créditos. Pagar sólo el mínimo de la tarjeta de crédito ahora tendrá una tasa nominal anual del 57%, lo que se traduce en un costo financiero total que, depende del banco, puede llegar al 90%.
Es decir, se terminará pagando casi el doble en un año. De ahí la importancia de tratar de pagar lo máximo posible, aunque no se llegue al total.
De todas formas, al ser una tasa regulada por el Banco Central, es más barata que la de un crédito personal. De acuerdo a la entidad y al tipo de cliente en cuestión, puede tener una tasa nominal del 84%, que se traduce en una tasa efectiva anual del 125% y en un costo financiero total del 165% anual.
Los préstamos prendarios, que de una tasa nominal del 80%, pasan a una efectiva del 120% y un costo financiero con IVA del 154%, publica el diario El Cronista.
En las empresas, por su parte, advierten que esta suba de tasas traerá una nueva remarcación de precios, por el mayor costo financiero que deberán absorber, que se lo deben poner al producto que veden para no salir perdiendo.