Los cursos se dividirán en dos e irán día por medio. Los docentes usarán tapabocas. Habrá escuelas de verano.
El regreso de los alumnos argentinos a las aulas será escalonado. Se les dará prioridad a determinados cursos (primero y segundo grado, los últimos de primaria y secundaria) y también podría ser por provincias de acuerdo a su nivel de contagio, aunque ese punto todavía no está definido.
Fuentes oficiales deslizaron a Infobae que, incluso en los distritos donde no registran infectados, prefieren ser cautos. Así todo, la educación presencial será una de las últimas actividades en retornar al país.
La preocupación del Gobierno no radica tanto en la escuela como foco de contagio, sino más bien en la movilización que genera la actividad escolar. El transporte público, con 12 millones de alumnos y docentes en movimiento, podría colapsar.
Protocolos. En el Ministerio de Educación saben que, cuanto más tarde se reanuden las clases, más alumnos abandonarán el sistema educativo. Por eso, trabajan en un programa específico que involucrará a todos los niveles del Estado –nacional, provincial, municipal– para identificar a los chicos que quedaron excluidos y volver a traerlos a la escuela.
El Consejo Federal de Educación, donde participan los 24 ministros provinciales, ya acordó no calificar a los alumnos mientras las clases presenciales estén suspendidas. En las próximas semanas también terminará de pulir el protocolo para el regreso, pero ya hay algunas pautas consensuadas, a las que solo resta ponerles el sello.
Dual. Una vez que se retome la presencialidad, funcionará un sistema dual. La enseñanza en las aulas, al ser gradual y por días, se combinará con la modalidad remota. Para ello, en las próximas semanas el Ministerio de Educación lanzará dos programas. Por un lado, pondrá en marcha una plataforma nacional, que integrará las distintas herramientas que utilizan las provincias. Por otro, se reactivará la entrega de dispositivos para los alumnos vulnerables, que en una primera etapa empezará con 20 mil notebooks.
Mitad. Los cursos se dividirían en dos para intentar cumplir con los 1,5 o 2 metros de distanciamiento que recomiendan los expertos. De ese modo, el primer grupo iría en horario normal los lunes, los miércoles y los viernes. Mientras que el otro grupo concurriría los martes y jueves. Cada semana alternarían para que la asistencia en días sea pareja. Con este esquema, no se necesitaría mayor presencia de docentes.
Cursos. Para los ministros de Educación hay cuatro cursos puntuales donde es necesario focalizar. Primero y segundo grado, porque es cuando comienza la alfabetización de los chicos; el último curso de primaria (sexto o séptimo grado, según la jurisdicción) y el último de secundaria (quinto o sexto año) por el salto que supone al siguiente nivel. Esos cursos podrían ser los primeros en volver a las aulas y concurrir en jornada completa. Para los más grandes, se piensa en un módulo específico en febrero, marzo y abril de 2021, con la posibilidad de que enero sea el momento de los viajes de egresados si están dadas las condiciones sanitarias.
Máscaras. En estos meses de aulas cerradas no se piensa en ampliaciones para optimizar el espacio. En cambio, sí se avanza en un programa nacional que haga cumplir las normas básicas de higiene que hoy muchas escuelas no cumplen. Por caso, agua y jabón. Además, según confiaron desde el Palacio Sarmiento, se repartirán máscaras o tapabocas para que usen los docentes.
Verano. Al igual que en los países europeos que están retomando las clases, no habría modificaciones en el calendario escolar. Tanto las dos semanas de receso de invierno como las vacaciones desde mediados de diciembre hasta marzo se mantendrán. Pero se extenderá una modalidad que combina actividades lúdicas y pedagógicas: las escuelas de verano, que ya funcionan en provincias como Buenos Aires. La idea es que esa instancia sirva también para traer de vuelta al sistema a los alumnos que quedaron en el camino durante la pandemia.
Fuente: Infobae