El gigante alimenticio presenta una millonaria deuda y no encuentra el rumbo en las negociaciones con acreedores. Sus problemas financieros se remontan a 2016, cuando una caída en el peso y una fuerte contracción económica dificultaron el pago de préstamos denominados en dólares.
Molino Cañuelas SACIFIA, uno de los mayores productores de alimentos y moliendas de granos de Argentina, se acerca a la bancarrota tras 18 meses de conversaciones fallidas con los acreedores para reestructurar su deuda de US$1.400 millones, según personas familiarizadas con la estrategia de la compañía.
Aldo Navilli, el líder de la familia que controla el negocio, está trabajando con el bufete de abogados argentino Estudio Alegría, Buey Fernández, Fissore y Montemerlo para preparar una presentación judicial que protegería sus activos en un proceso similar al Capítulo 11 de Estados Unidos, quienes solicitaron no ser identificadas discutiendo conversaciones privadas. La medida establecería una batalla con los prestamistas, incluidos ING Groep NV y Rabobank UA.
Una portavoz externa de Molca, como se conoce a Molino Cañuelas, declinó comentar, citando un acuerdo de confidencialidad con los acreedores. Estudio Alegría no respondió a una solicitud de comentarios. Lazard, asesor financiero de Molca, declinó hacer comentarios, al igual que Columbus Zuma, asesor de los acreedores.
Los problemas de deuda de Molca se remontan a 2016, cuando una caída en el peso y una fuerte contracción económica dificultaron el pago de préstamos denominados en dólares, pero la idea de la bancarrota se hizo más atractiva después de que el rival de los agronegocios Vicentín SAIC tomó ese camino a principios de este mes en su propia batalla con los acreedores. Si bien aún es posible un acuerdo, Navilli se siente frustrado con las negociaciones que se han prolongado durante más de un año y medio sin recibir nada a cambio por los esfuerzos, según las personas.
Navilli estaba dispuesto a otorgar capital a los acreedores en la empresa para pagar su deuda y, a regañadientes, ofreció su club de golf de 72 hectáreas en las afueras de Buenos Aires que alberga una parada del PGA Tour Latinoamérica.
Una solicitud de quiebra podría presentarse el próximo mes y sería una sorpresa para los acreedores, un grupo de unos 20 bancos, que hicieron una contrapropuesta en los últimos días en la que ofrecieron aceptar varios activos, incluido el campo de golf, para retirar aproximadamente la mitad de la deuda y establecer una tasa de interés cercana al 5,5% sobre las obligaciones restantes.