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“Nosotros ganamos o aprendemos, no perdemos”

Walter Wally Grinóvero estuvo unos días en Paraná y repasó junto a Mirador Entre Ríos su trabajo junto al tenista chileno Nicolás Jarry.

Ezequiel Re

Pasión. Esa es la palabra con la que responde Walter Wally Grinóvero cuando la pregunta circunda el ámbito de los motivos por los cuáles lo han llevado a permanecer ya 18 años trabajando de lo que le gusta. A esa pasión, el paranaense casado con Marcela Livelli con la que tiene un hijo de 11 años (Stéfano) le agregó trabajo y mucho de sacrificio. Así hoy uno de los entrenadores de tenis del staff de la segunda raqueta chilena (Nicolás Jarry, 56 en el ranking ATP) va por nuevos desafíos y camina por el mundo con un bolso raquetero. Esa vida tratando de elevar y jerarquizar a su dirigido tuvo un alto el último fin de semana. Las bodas de oro de sus padres Lili y Mecha lo llevaron a Paraná. Un breve descanso antes de volver al circuito de polvo de ladrillo que lo encontrará en Bastad (Suecia) y Hamburgo (Alemania). Y los conceptos del entrenador sorprenden. Habla de sus padres, de la importancia de los clubes en Argentina y las anécdotas con Rafa Nadal (hoy número 2 del Mundo). De Jarry no duda: “Creemos que va a ser top ten”.

-Unos días en Paraná para recobrar fuerzas.

-Tuve la buena suerte de estar en las bodas de oro de mis padres y la mala suerte porque Nicolás Jarry perdió en Wimbledon y ello me dio la oportunidad de venir. Son sensaciones encontradas, pero convivimos con ello todo el tiempo. Vivimos con la derrota y la victoria en forma constante. Esto no escapa a lo que es mi vida. Un día estás acá otro día lejos. Ya me estoy yendo a Europa donde Nicolás va a jugar dos torneos en polvo de ladrillo (Bastad y Hamburgo), luego va a los Juegos Panamericanos y posteriormente haremos otra puesta a punto en la previa al US Open. Pero la familia siempre es importante. Si estoy donde estoy es por mi familia. Son un pilar importante. A veces hay dudas, porque esto es duro. Mucho tiempo lejos de la familia, es difícil, pero la pasión que ellos ven de mí por el tenis, que ven que lo disfruto, hace que me apoyen. Están siempre al pie del cañón. Mi mamá me llama siempre, los chicos me siguen por internet. Todo eso hace que me de fuerza para seguir.

-¿Cuál es el balance tras el paso de Nicolás Jarry por Wimbledon?

-Nosotros en el equipo de trabajo tenemos muy en claro que lo que determina un resultado positivo o negativo no es ganar o perder, sino entender si vas bien en el camino del proceso que decidís hacer. Nosotros tenemos un proyecto con Nicolás, creemos que va a ser top ten y trabajamos para eso día a día. En el proceso están las derrotas, a las cuáles yo no las llamo así. Nosotros ganamos o aprendemos, no perdemos. Perder para mí es aprender. Y ayudarlos a ellos para que descubran su juego. En Wimbledon jugó mejor que el año pasado donde en pasto hizo tercera ronda de dobles, tercera en singles con un jugador que llegó a cuartos de final. Pero este año jugó mejor, pero el rival era mejor. Entonces hay que tener en cuenta esas cosas.

-Tenés confianza en cuanto a sus posibilidades.

-Lo único que hacemos es darle argumentos para que él pueda tomar buenas decisiones en un deporte donde el tenista está solo. Es darle herramientas para que en el momento de mayor presión o mayor miedo a perder pueda agarrarse de la parte psicológica o física y en la parte tenística o estratégica. Nico y todos los jugadores luchan contra eso. Lo que buscamos es desdramatizar.

-Entrenaron con Rafael Nadal. ¿Cómo se vive ese momento?

-Es un tipo humilde, simple. Entrenamos muchas veces con él. En Viña del Mar, US Open. Son de otro planeta porque nosotros creemos que son extraterrestres. Pienso en Messi también. Nadal es una persona normal que lo que mejor hace es jugar al tenis y eso es lo que lo hace diferente. Pero en el momento de entablar una charla, es una misma persona. Y cuando vos ves con la humildad que él escucha al entrenador por eso decís que es un campeón.

-¿Da consejos en el entrenamiento?

-Es muy simple. Te pregunta si vos preguntas, por ejemplo te pregunta por qué usas determinada raqueta o determinado golpe. Coincidimos incluso en el trabajo de un golpe. El tenis es simple, los deportes son simples. No tenemos que hacerlo difícil. Tenemos que darles argumentos, decirles lo que vemos, para que los jugadores luego puedan tener la habilidad para que en los momentos más difíciles actúen lo más normal posible.

-¿Analizas el tenis argentino actual?

-Yo tengo un pensamiento mío. Considero que Argentina siempre va a tener deportistas de élite, porque tenemos una escuela que son los clubes que forman una parte muy importante de la vida social de las familias argentinas. No es un sistema el que funciona, sino acá lo que funciona es que los chicos vayan a los clubes. Porque es el mejor lugar donde pueden estar y de ahí es donde salen los campeones. No es porque entrenan dos horas y salen campeones Entrenan dos horas y se quedan en el club haciendo otro deporte y eso te va recreando y retroalimentando. Y en vez de pasar dos horas de entrenamiento como pasa en Buenos Aires, pasan ocho horas en el club. Y esa es la esencia del deporte argentino, el club, la vida social que tiene. Y no existe en ninguna otra parte del Mundo, es solo nuestro. Muchas veces se habla de sistema de entrenamiento, que hay que hacer esto, lo otro. Pero no es para chicos. El sistema de entrenamiento es para los profesionales. En el tenis el 80 por ciento de jugadores son del interior, porque en el interior el chico va toma clases con el profesor y luego se queda jugando con el amigo, el papá del amigo y te quedas por horas.

-¿Es difícil incorporar escuelas de tenis en Argentina?

-La mejor inversión de un padre es que el chico haga deportes. Si va a ser profesional no lo sabemos, pero si le va a servir para una vida profesional, de facultad o lo que sea. Cualquier chico que logre competir en cualquier deporte, va a ser exitoso por la mentalidad y la concentración que te da el deporte. Y les digo que los apoyen hasta los 22 o 23 años en un deporte, porque ahí van a encarar una profesión, porque a los 18 no están preparados para tomar una decisión, es un error que hay en la Argentina, donde están apresurados. Con respecto al técnico, sí es un deporte, estoy de acuerdo. Pero se puede practicar incluso cuando no sea con ideales. Pero si uno quiere siempre puede. A los chicos hay que incentivarlos a través del deporte, porque te da una enseñanza que no te da nadie.

-Llevas 18 años trabajando como entrenador, ¿qué puntos tuviste en cuenta para mantenerte?

-Pasión. Amar lo que uno le gusta. Tengo la suerte de tener el apoyo de mis padres, de mi familia, pude crear una profesión. Fui el primer jugador de tenis que se dedicó a jugar en forma profesional en Paraná. No tuve un excelente nivel, pero hasta ese momento Paraná tuvo buenos jugadores, pero nadie se la jugó y yo me la jugué. Sin conocer nada, sin tener idea. Simplemente tener pasión y respeto hacia el otro. Yo agarré una raqueta de chiquito y empecé mi propia carrera que me enorgullece.

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