La angina de pecho es un síntoma de enfermedad arterial coronaria, la primera causa de muerte a nivel mundial. Según proyecta la Organización Mundial de la Salud, hacia el 2030, casi 23,6 millones de personas morirán por alguna enfermedad cardiovascular. La angina de pecho es un dolor o molestia en el pecho que se manifiesta cuando la irrigación sanguínea al músculo cardiaco es insuficiente. Se estima que un tercio de los pacientes ambulatorios con enfermedad arterial crónica padecen angina de pecho, lo cual duplica el riesgo de padecer eventos cardiovasculares mayores.
Según afirmó el Dr. Jorge Camiletti, Presidente de la Federación Argentina de Cardiología, “la enfermedad coronaria es la principal causa de morbimortalidad, es decir de muerte y deterioro de la calidad de vida, tanto en los países desarrollados como en algunas zonas de nuestro país. En los hombres, el riesgo coronario aumenta a partir de los 40 años y en la mujer a partir de los 60, con un mayor aceleramiento de la enfermedad”.
Un estudio reciente reveló que el 33% de las personas que asiste a consultorios ambulatorios de cardiología reporta angina de pecho. En tanto, está sub-registrada en el 43,3% de los pacientes con enfermedad arterial crónica que habían reportado angina de pecho el mes anterior. Entre los pacientes con angina de pecho frecuente, el 44% estaba en terapia farmacológica antianginosa sub-óptima.En este sentido, el Grupo de trabajo sobre farmacoterapia cardiovascular de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC, por sus siglas en inglés) lanzó la iniciativa de Concientización sobre la Angina de Pecho. Esta iniciativa es impulsada localmente por la Federación Argentina de Cardiología (FAC), con el fin de llegar a los profesionales de la salud para mejorar el manejo de esta condición potencialmente mortal. Cuenta con el apoyo del laboratorio Servier.
La manifestación más frecuente de la angina de pecho es un dolor opresivo en el pecho que, en algunos casos, puede parecer una indigestión. No obstante, según los especialistas, “en la mujer suele manifestarse con falta de aire y no con opresión”. En algunos casos, también se puede sentir fatiga, dolor de hombros, brazos, cuello y espalda. Suele durar unos minutos y puede empeorar o variar su intensidad cuando se realiza actividad física. El registro de estos episodios, presencia de los síntomas, intensidad, manejo, es clave para su tratamiento. Actualmente, se han desarrollado apps de descarga gratuita para diversos sistemas operativos que favorecen el seguimiento de la enfermedad junto con el profesional.
La angina de pecho tiene un impacto negativo en la calidad de vida: conduce a un riesgo 3 veces mayor de discapacidad, a 1,5 veces mayor riesgo de pérdida de empleo y a 4 veces mayor riesgo de depresión. En tal sentido, el Dr. Néstor Vita, Ex presidente de la Federación Argentina de Cardiología, señaló: “la pérdida en la calidad de vida se traduce en que el paciente no puede realizar la actividad diaria que realizaría si no tuviera síntomas, limitando así su estilo de vida. Por ejemplo, una abuela con angina de pecho, podría tener problemas para levantar en brazos a su nieto a causa del dolor. Incluso, en las formas avanzadas de angina de pecho, podríamos decir que se trata de una enfermedad incapacitante.”
Para su tratamiento, la recomendación es incorporar hábitos saludables (no fumar, controlar el peso, la presión arterial y los niveles de colesterol en sangre, realizar actividad física, entre otros) y acudir al cardiólogo para dar con la terapia adecuada. Hay un amplio espectro de terapias medicamentosas (nitratos, aspirinas, medicamentos anticoagulantes, beta-bloqueantes, Trimetazidina, Ivabradina y estatinas) y procedimientos médicos como la colocación de stents y la cirugía de bypass de la arteria coronaria. No obstante, el control de la enfermedad es clave dado que 3 de cada 10 pacientes han manifestado continuar con los síntomas de la angina de pecho tras intervenciones, como la colocación de stents. Por tal motivo, los profesionales indicaron que el tratamiento con medicación oral debe mantenerse de por vida.