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Para salir en pospandemia, De Grazia propone “que la grieta se llene aunque sea con escombros”

El empresario avícola cree que “la reactivación va a ser gradual” y que el desafío será “lidiar con un 50% de pobreza”. Nahuel Amore

“Creo, pienso que esta vez es distinto. El acuerdo tiene que lograrse. Tenemos que poner todos los esfuerzos en una mesa y, esta vez, va en serio. Tenemos que encontrar puentes, que la grieta se llene aunque sea con escombros, pero que nos permita pasar de un lado para el otro, ida y vuelta, para poder terminarla, porque si no de esta manera va a ser muy difícil que podamos superar una situación donde seguramente tendremos que lidiar con un 50% de pobreza”.

De modo gráfico y sin tapujos, Joaquían De Grazia sintetizó los principales desafíos que deberemos saldar los argentinos de cara a la compleja etapa que se viene, una vez que se disipen los temores sanitarios. La pospandemia se presenta para el empresario avícola como un gran interrogante, en el que la construcción de consensos deberá ser la regla necesaria si la intención es reactivar la rueda de la economía, regenerar el sustento de miles de familias y reconstruir el entramado social.

En un mano a mano con DOS FLORINES, el presidente de Granja Tres Arroyos, la empresa avícola más grande de la Argentina -que emplea a unos 2.500 trabajadores en Entre Ríos sobre un total de 6.400 en el país-, describió cómo se sostiene el sector en el escenario actual y anticipó que la gradualidad será el ritmo de una futura reactivación. Para ello, entiende, las políticas nacionales y provinciales deberán garantizar la competitividad interna para apostar por un crecimiento con mayores exportaciones.

Pandemia

La pregunta de rigor por los aciertos y desaciertos de la gestión de Alberto Fernández durante esta pandemia se impone tan rutinaria como necesaria ante la vida democrática y republicana. De todos modos, De Grazia prefiere no ser tajante a la hora de decir cómo ha sido el devenir de los hechos hasta este momento, sin desconocer que la dinámica de los acontecimientos ha sorprendido incluso hasta la más preparada de las potencias mundiales.

“Frente a algo desconocido, es muy difícil evaluar al que tiene la responsabilidad de actuar, cuando no se sabe contra qué se está peleando. Por lo tanto, creo que inicialmente se buscó proteger a la gente y esto se fue extendiendo cada vez más. Tal vez haya sido una mala evaluación técnica por los que tuvieron que tomar las decisiones, pero es muy fácil hablar ahora. Yo no puedo abrir una opinión negativa ni positiva, porque ahora aumentan los casos y en general en los países han ocurrido cosas que no esperaban que pasaran. A nosotros nos está pasando lo mismo, a pesar de la larga cuarentena”, consideró.

Con las mismas dificultades para describir el aquí y ahora, el empresario tampoco encuentra señales claras para la pospandemia, aunque desliza cierto optimismo respecto del potencial de la avicultura. “Tenemos las mismas incertidumbres y dudas que la mayoría de la gente. Personalmente, creo que la reactivación va a ser gradual, lenta. Lo nuestro son productos de consumo masivo. En cuanto al mercado interno, va a ser el mejor posicionado de toda la rama de la proteína animal, pero va a ser una reactivación gradual en cuanto a recuperar los volúmenes que en algún momento tuvimos con el precio que deberían tener”, sostuvo.

Mercados

En cuanto al mercado interno para el pollo, el vicepresidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA) observa algunas advertencias en la ecuación final ante una demanda contenida. “Los precios congelados vigentes al 6 marzo, más una autorización reciente que hubo, son más altos que los que estamos vendiendo, que no hemos podido llegar porque la oferta supera ampliamente a la demanda para el precio que debiéramos tener, por lo tanto tenemos que vender por debajo de esos precios”, analizó.

En este sentido, de cara a la pospandemia, ratificó que se espera una “reactivación lenta, que va a depender muchísimo de las políticas activas que ponga en marcha el Gobierno nacional y los gobiernos provinciales”. “De eso va a depender el poder de compra, porque mucha gente va a quedar con un trabajo herido, tal vez con jornadas reducidas. Esperemos que esto sea más rápido, pero cualquiera que lo aventure sería adivinar algo y no podemos ser imprudentes”, consideró.

Por otro lado, respecto del mercado externo, De Grazia resaltó el perfil exportador de Granja Tres Arroyos, que representa el 40% de las ventas argentinas de pollos al exterior y alcanza a 70 países en los cinco continentes. Entendiendo esta capacidad e incluso el potencial de crecimiento, señaló que se orientan hacia “inversiones muy fuertes para atender esos mercados”.

“El mercado hoy empieza a dar señales de reactivación en algunos sectores geográficos, como Oceanía, que compra muy poco, y en Medio Oriente, que compra mucho volumen de pollo. Lo vemos estable en China y los demás mercados, como Chile o Perú, están padeciendo las consecuencias del coronavirus, ya que han demorado cualquier intento de despegue de comercialización”, distinguió.

Competitividad

El referente avícola destacó las ventajas comparativas de la Argentina para desarrollar aún más la avicultura, por sus materias primas, capacidad técnica y recursos humanos. Desde esta perspectiva, para el escenario futuro tras la pandemia, planteó la posibilidad de aplicar una mejora continua que asegure salir a competir en mejores condiciones. “Todo eso, puertas adentro, es mejorable en una actividad que tiene una cantidad de pasos. En todas podemos mejorar algo”, consideró.

De todas maneras, recuerda que la competitividad también depende de las estrategias y medidas que desde los Estados se pongan en marcha para garantizar en el tiempo que los deberes internos se puedan desplegar. Por ello, puso un paréntesis sobre uno de los costos claves para la salida, común a la mayoría de las actividades productivas. “Hoy estamos con tarifas congeladas y tenemos una gran incógnita respecto de cómo van a ser el día que se liberen esas variables, en caso de que suceda. De ahí también va a depender nuestra competitividad y no tenemos manejo”, postuló.

Por otro lado, cuestionó que el sistema impositivo está “marcadamente orientado hacia la informalidad, ya que el informal puede crecer mientras que el formal se las va a ver mal independientemente de su tamaño”. “La carga impositiva sobre los productos que exportamos tiene que ser revista. Aun, en los momentos de exportar cuando uno analiza reintegros y derechos, nos encontramos en una situación sumamente desventajosa cuando es un producto con un valor agregado que debiera ser premiado más que castigado”, planteó.

Al respecto, De Grazia alertó por la fenomenal pirámide de tributos de orden nacional, provincial y municipal, que impactan directa e indirectamente en los precios finales. En el mercado interno afecta fundamentalmente el 10,5% de IVA pero que en la realidad alcanza al 21% debido a los saldos técnicos irrecuperables; en tanto para el pollo de exportación, los impuestos significan alrededor del 40% del costo.

Sin dudas, revisar este esquema tributario es, de cara a la próxima etapa de la Argentina, una de las claves necesarias que reclaman los sectores empresarios para estimular no sólo la avicultura, sino todas las cadenas productivas, fundamentalmente las que asumen el desafío diario de agregar valor. En este sentido, De Grazia deja al descubierto durante la entrevista que en el análisis de la solución deberá primar una mirada colectiva, por encima de las diferencias, si el objetivo es poner nuevamente el país en marcha y sacar a millones de personas de la situación de pobreza, incluso si ello implicara usar escombros para tapar la grieta.

Dos florines

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