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Pensadores tomaron nota en pandemia y proponen medidas para el ciclo 2021

En el cierre de un ciclo lectivo difícil e incierto bajo la modalidad virtual que marcó la pandemia del coronavirus, una serie de docentes e investigadores de Buenos Aires y de Rosario, asistidos con las experiencias de México y de Uruguay, debatieron y crearon 12 propuestas a modo de concertación para llevar al Gobierno en todos los niveles, en la difícil búsqueda de un ciclo lectivo 2021 con precisiones y garantías para los educandos y educadores.

El grupo de investigadores, doctores, politólogos, cientistas de la educación, que por fuera de toda bandera política -y cada uno con sus diferencias ideológicas- tomó nota de la experiencia lectiva en pandemia y pensó una serie de medidas concretas que consideran necesarias para aplicar en un año que aseguran “debe ser mejor que la virtualidad del 2020 y superador además del pre pandémico de 2019”. La propuesta es para los tres niveles de la educación básica obligatoria: inicial, primaria y secundaria, y también aplicable también a los niveles de educación superior.

La convocatoria surgió en medio de la pandemia, a partir de una iniciativa del pedagogo, docente e investigador Mariano Narodowski, quien fue ministro de Educación en Ciudad de Buenos Aires durante el primer período de Mauricio Macri.

El investigador buscó sumar una diversidad de recorridos y de visiones políticas, invitando a quienes conocía y abriendo a más personas, la mayoría de los cuales vive en CABA, pero la mirada pretende ser nacional porque “el problema del sistema educativo en pandemia se nacionalizó”.

Mirador Provincial tuvo la oportunidad de consultar a Narodowski sobre de esta propuesta, y explicó que “se dio a partir de observar la necesidad de que los gobiernos establezcan canales de diálogos fluidos y flexibles entre todas las partes para que se pueda abrir cada escuela de acuerdo a cada situación”. Recordó que “son los docentes los que conocen mejor cada caso, pero la respuesta no puede ser aislada, lo que nosotros llamamos ‘autonomía perversa'”, algo que se observó en la pandemia.

Expresó: “Más poder a las escuelas no debe significar que las autoridades se desentiendan. Tenemos que aprender del 2020 para que la educación sea una prioridad y lo sea con una planificación pública y precisa. En este proyecto hay recomendaciones que buscan no repetir algunos errores, construir condiciones para el aprendizaje, y también previsibilidad y planificación, porque no se puede ‘ir viendo’, y así como también prever un perspectiva de ‘reparación’ de aprendizajes y de derechos perdidos por los niños y niñas”.

De esta forma, el pedagogo porteño precisó que “en una sociedad en la que dialogan los que están de acuerdo, nos propusimos dialogar entre quienes tenemos algunos desacuerdos políticos en nuestro voto, o en lo que pensamos sobre el aborto, entre otros temas, ya que la situación amerita esta conversación, y el resultado permite una mirada trans-grieta, seria y respetuosa de las diferencias. Se trabajó mucho pero pudimos delimitar disensos y avanzar hacia los acuerdos, ya que la educación está primero”.

Por su parte, el cientista de la educación Diego Gurvich, uno de los rosarinos del proyecto, aseguró, también en diálogo con este medio: “Observamos que buena parte del debate público tiene más interés en pelearse (con posiciones partidarias) que en resolver los problemas y buscar soluciones consensuadas para los niños y niñas”.

Del grupo de pensadores participan unas 20 personas de diversa formación que al dialogar observaron que “era posible llegar a algunos acuerdos y dejando de lado los intereses políticos. Fue un ejercicio que salió y que habrá que hacer en el Sistema Educativo para hacer efectivos los derechos de los niños. Todas las propuestas que damos son realizables, no son discursos rimbombantes, y para eso planteamos que debe haber mesa de diálogo permanente entre los gobiernos local, provincial y sindicatos docentes. Parece una obviedad pero no lo es porque no ocurre”, aseguró Gurvich.

Aclaró: “No pensamos que hace falta una ley, sino cambiar el criterio en los Gobiernos entendiendo que hay que salir de dos grandes problemas que traccionaron la atención, y que son muy nocivos a la educación: la pelea política de entre los gobiernos, y la búsqueda del titular pomposo. Estuvimos viendo este último tiempo que el objetivo era la búsqueda de titular de que ‘Volvieron las clases’, y en todo el país volvieron solo al 1,1 por ciento de la población. Hicieron un esfuerzo enorme en que esto ocurra, pero en la parte vulnerable eso funcionó muy poco, o no funcionó”.

El educador rosarino que forma parte del proyecto del porteño aclaró que “el objetivo no es el documento crítico sobre lo que se hizo mal, sino que tenga una clave más propositiva: sabemos que es un poco con el diario del lunes”.

En esta instancia de una rápida suspensión de la presencialidad y con una expectativa que finalmente nunca llega, eso quita previsibilidad al sistema, y Gurvich explicó que “eso vuelve muy frágiles las decisiones e impide a docentes y a estudiantes que entiendan el contexto en el que están trabajando porque siempre están a la espera de algo. La previsibilidad será buscada con alternancia de presencia y virtualidad y otras propuestas, que permitan a estos protagonistas del sistema educativo desarrollar sus acciones con un mayor sentido”.

Para el educador rosarino, el hecho de que cada docente se haya replegado en su hogar dificulta la posibilidad de tomar decisiones más colectivas: “Hay que recuperar una instancia de grandes definiciones a escala de sistema, intermedias a escala de cada nivel educativo y definiciones a escala de los territorios, y definiciones que deben ser institucionales que competen a los equipos directivos, a las supervisiones, y a los docentes más colectivamente. No al docente individual, que en su casa ante la incertidumbre toma decisiones a su propio criterio, con un mayor margen de error aunque sea involuntario”.

Aseguró que el sistema ya tiene esas instancias creadas, pero hay que ponerlas al servicio de su toma de decisiones. “También tiene que ver las estructuras del gobierno, que den un respaldo a esas decisiones que se vayan tomando, darles el marco para las decisiones y respaldarlas. Si no, se transfiere la responsabilidad a cada docente e institución en soledad”.

Los derechos más vulnerados de los niños

Diego Gurvich destacó sobre la educación en el marco de la pandemia una serie de situaciones invisibilizadas, una vulneración de derechos del niño en sectores humildes, y una especie de privatización de la educación infantil al recluirse a lo privado.

Precisó sobre esto que “hay una realidad que es muy complicada: como las infancias quedaron recluidas en los hogares, pasó que en las familias que son contenedoras funcionó el estudio con el acompañamiento. Pero hay hogares con situaciones de violencia, de abuso y distintas vulneraciones de derecho. En esos casos esos niños tuvieron menos posibilidades este año de que un docente (que representa el Estado) lo proteja”.

Al perder la presencialidad de la escuela, explicó que el niño perdió la frecuencia de un ámbito público donde un adulto está atento observando y generando espacios para que si hay una violación de derechos, dar la señal de alarma y activar los circuitos de reparación de esos derechos. “Al quedar los niños recluidos en el espacio privado, en algunos hogares los derechos fueron lesionados y no hay posibilidad de poner en agenda para activar su situación”.

Un resumen de la concertación, punto por punto

A continuación se desarrollan algunos de los puntos de la concertación propuesta a las autoridades del sistema educativo nacionales y provinciales de cara al ciclo lectivo 2021. Esta propuesta es plausible de sumar adhesiones de todo ciudadano que coincida con los puntos propuestos, llenando el siguiente formulario: https://forms.gle/Egr3vSdMptSKh8QE7

1. La educación argentina, fuera de la grieta. La sociedad toda quiere que las escuelas reabran y así retornar a la educación presencial. Esperar una vacuna efectiva y aplicada universalmente es un último recurso. Se proponen ideas y criterios para avanzar en 2021 por medio de una concertación construida a partir de acuerdos políticos y técnicos sobre la base de lo que aprendimos de 2020, de lo positivo y de lo que debe ser reparado y modificado.

2. La educación debe ser una prioridad real, no una mera declaración. Se espera de los gobiernos un plan para 2021 que permita, en un marco de incertidumbre, generar un esquema realista, con medidas previsibles, precisas, públicas y comprensibles, con capacidad de identificar oportunidades y amenazas y actuar con premura, con información concreta y en diálogo con los gobiernos locales. Que permita volver a la escuela en donde se pueda y en cuanto se pueda, y que explique con claridad cuándo es necesario ir a un modelo de educación combinada y cuándo volver a la educación remota. Todos debemos estar a la altura de este desafío histórico pero son los gobiernos educativos quienes tienen la responsabilidad principal, tomando en cuenta la situación sanitaria y epidemiológica y valiéndose del saber pedagógico como elemento esencial para la toma de decisiones educativas.

3. La vuelta a clases requiere un consenso que incluya a todos los actores de la educación. Los sindicatos docentes deben ser incluidos en el diálogo pues las soluciones que necesitan los alumnos/as incumben cuestiones laborales y de reorganización de procesos de enseñanza y aprendizaje. Las familias y los estudiantes, muchos de los cuales se han manifestado a través de diversas acciones de sensibilización de la opinión pública y demandas a las instancias de gobierno, deben contar con certezas y la garantía del cumplimiento del derecho a la educación.

4. No queda margen para seguir descuidando la infraestructura sanitaria básica. Se trata de una deuda de los gobiernos nacional y provinciales con todas las escuelas argentinas. Este contexto es una oportunidad para comenzar a saldarla y garantizar la provisión de agua limpia durante todo el día, jabón, toallas descartables, productos de limpieza, instalaciones sanitarias dignas: todos elementos que conforman un piso innegociable para el desarrollo de los procesos de enseñanza y aprendizaje. La pandemia, en todo caso, debería impulsar a los gobiernos a reforzar los aspectos preventivos y de asepsia para todos los alumnos y docentes, sin los cuales es inviable sostener la escolaridad.

5. Es urgente garantizar las condiciones de conectividad y equipamiento para los sectores que no cuentan con ellos. La vuelta a clases en 2021 posiblemente siga una modalidad combinada, con instancias presenciales y otras remotas. Sostener la continuidad de los aprendizajes de todos/as los/as estudiantes requiere poder resolver esas condiciones básicas por lo que resulta imperioso invertir y planificar de manera estratégica para lograrlo en tiempos adecuados.

6. Es preciso mapear y movilizar todos los recursos para garantizar el derecho a la educación, priorizando a los sectores menos favorecidos. Si bien está lejos de lo deseable, el presupuesto nacional 2021 prevé un aumento de recursos. La nación y las provincias deben hacer su máximo esfuerzo financiero. Las transferencias monetarias a las provincias deben estar acompañadas por un monitoreo que garantice la inversión en aquellas escuelas que la pandemia evidenció como prioritarias así como esquemas ágiles de ejecución con el fin de garantizar condiciones de infraestructura, equipamiento y el acompañamiento necesario.

7. La vuelta a la escuela no puede ser improvisada. Debe estar planificada y apoyada con recursos, poniendo en el centro a los alumnos y sus derechos. En este sentido la comunicación hacia estudiantes, familias y docentes, debe ser clara, formal y oportuna relegando la búsqueda de grandes titulares mediáticos. No parece ser éste el mejor momento para relanzar la carrera por los 180 días de clase: hoy debe primar una vuelta segura allí donde sea posible. Los criterios pedagógicos y sanitarios por nivel, por edad, por modalidad, por localidad, por barrio, por paraje, etc. son muy variados y requieren propuestas inteligentes y adaptadas a cada realidad.

8. Los docentes conocen como nadie el territorio real. Es imprescindible que las decisiones incluyan también a directivos y docentes en los ámbitos de gestión y decisión, dado que las respuestas deberán ser diversas según las características de cada institución. Resultaría conveniente avanzar, en la medida de lo posible, en la recuperación paulatina del ámbito laboral-escolar docente, independientemente de la presencialidad de los estudiantes, como espacio organizador de la tarea para articulación de propuestas institucionales.

9. El peor escenario es la autonomía escolar perversa, en la que cada institución y cada docente resuelven los problemas aisladamente y con muy escasos apoyos y acompañamiento. Las decisiones de las escuelas deben poder sostenerse en la confianza y el respaldo por parte de las estructuras de administración y gobierno de los sistemas educativos de todo el país, en el marco de una construcción dialogada.

10. La escuela es también ese lugar en el que se detecta y actúa ante la vulneración de derechos. Resulta ineludible incorporar una política del cuidado muy sensible a las vulneraciones de derechos que se evidenciaron en 2020, con problemas que requerirán ser atendidos en la revinculación. Todas las partes se encuentran afectadas emocionalmente por tantos meses de aislamiento y esto debe tomarse muy en cuenta.

11. El año 2021 tiene que ser mejor que 2019. No hay certezas; hay desigualdades y problemas socioeducativos que se arrastran desde hace mucho tiempo. Pero se cuenta con una enorme experiencia pedagógica acumulada en todas las escuelas del país y con investigación en territorio que pueden dar respuestas nuevas para los desafíos que se nos imponen, esperando que la política educativa las promueva, las apoye, las acompañe y las potencie.

Hagar Blau Makaroff
redaccion@miradorprovincial.com

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