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¿Por qué es peligroso que los niños usen el celular?

Desde la Sociedad Argentina de Pediatría afirman que el uso excesivo de pantallas en niños se asocia a diferentes trastornos y problemas físicos y pueden afectar tanto su desarrollo cognitivo como emocional y social. Sugieren que hasta los 2 años no haya exposición ante pantallas. La solución, en manos de los adultos.

El último dato del Indec señala que a los 4 años más del 80% de los chicos maneja los dispositivos.

“En Argentina hay un índice de penetración de un 116 o 117% dispositivos/personas, es decir que tenemos más de un dispositivo por persona y esta generación usa más de uno a la vez”, advirtió la doctora Laura Krynski.

Belén Fedullo
redaccion-er@miradorprovincial.com

La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) emitió un informe en el que alertó acerca de la exposición de niños a pantallas, que puede ser perjudicial para su desarrollo si no se controla adecuadamente. Destacaron que hasta los 2 años no deben estar expuestos a estos dispositivos, mientras que entre los 2 y 5 años el máximo aceptable es una hora diaria, siempre con contenidos de alta calidad didáctica, apropiados para su edad y acompañados por un adulto responsable.

Por “pantallas” se refieren a cualquier dispositivo electrónico digital que proyecte imágenes, como televisores, computadoras, tablets, teléfonos celulares y videojuegos, entre otros.

Toma de conciencia

La doctora Laura Krynski, secretaria de la Subcomisión de Tecnologías de la Información (TICs) de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), es una de las integrantes del equipo que promueve el buen uso de la tecnología y advierte sobre lo que sucede con los niños.

En diálogo con Mirador entre Ríos, contó: “Los adultos debemos tomar conciencia y un poquito de distancia para saber lo que estamos haciendo nosotros con los celulares y los dispositivos en general con los chicos. Ellos ven el mundo a través de nuestros ojos y si tuviéramos aplicaciones que nos muestren cuál es el uso de nuestros celulares seguramente promediamos entre unas 6 y 7 horas diarias, desbloqueamos nuestros teléfonos aproximadamente 200 veces por día. Así que un niño que nace en esta era y ve que el objeto más preciado de los adultos es un rectangulito que tiene en la mano que emite una luz muy llamativa quiere eso, es lógico”.

“Lo que empezamos a ver como muy llamativo son niños muy pequeños que pasan mucho tiempo con un dispositivo en las manos y que empiezan a tener muchos problemas para conciliar el sueño, o que están muy irritables, o que se despiertan mucho de noche o tardan mucho más de lo habitual en empezar a hablar”, explicó y agregó: “En los chicos más grandes, en edad escolar, vemos mucha más incidencia de miopías, contracturas, dolores de cabeza; hay una variedad de cosas observables, dependiendo de la edad, que nos empiezan a preocupar”.

Los datos son alarmantes, y nuestro país no pasa desapercibido en las estadísticas. “En Argentina hay un índice de penetración de un 116 o 117% dispositivos/personas, es decir que tenemos más de un dispositivo por persona y esta generación usa más de uno a la vez, por lo que en una casa en general están encendidas dos cosas a la vez y esto genera en un niño pequeño una captura de atención porque el chico está como secuestrado, no responde, no quiere hacer otra actividad”, explicó la médica.

“Además el ‘autoplay’ nunca se termina, un video conduce a otro, un programa conduce a otro, no siempre con el mismo contenido, tal vez un niño empieza viendo algo que le pusieron y termina en un mundo de adultos que nadie sabe cómo llegó ahí”, contó.

El último dato del Indec señala que a los 4 años más del 80% de los chicos maneja los dispositivos, pero la habilidad que tienen para navegar en la web no es el desarrollo de la motricidad fina, según explican los médicos es una habilidad unimanual, algo que está al servicio de lo que el chico quiere lograr, pero no genera beneficios.

La solución, al alcance de la mano

Según explicó la pediatra, en Argentina estamos en “el punto de darnos cuenta”, porque incluso los adultos nos vemos afectados en nuestra postura y tenemos más dolores de cabeza o de cuello. “Es por eso que no sabemos cómo actuar con los niños, pero creo que es bueno empezar a pensar desde nosotros hacia ellos y esto es como poner un límite como cualquier otro que ponemos todos los días los papás”, dijo la médica y sugirió: “Tal vez deberíamos hacerlo como otras actividades, en conjunto, con la supervisión del adulto y dejando en claro que después se apaga”.

Aunque advierte que la solución parece sencilla, la profesional admitió: “No podemos retar a un chico por querer algo que queremos y tenemos. Se hizo un estudio muy interesante de pediatras y neurólogos y cuando consultaron a los padres de unos 150 niños más del 80% respondió que no les preocupaba que su hijo usara el celular o los dispositivos tecnológicos. Es momento de que los adultos empecemos a preocuparnos y a ver qué hacemos con lo que sucede”.

Según la pediatra hay lugares en la casa que deberían ser libres del uso de celular. “La mesa es el número 1, porque es el lugar de encuentro de la familia, es poco tiempo y no hay ninguna razón para estar atendiendo otra cosa que lo que sucede allí; y el living puede tener el televisor y se puede compartir allí algún programa, pero si nos sentamos en nuestras casas cada uno con sus dispositivos empezamos a quedarnos sin espacios de encuentro en nuestros hogares”

Un futuro distinto

En los países desarrollados, que están adelantados en avances tecnológicos, están iniciando el proceso “de vuelta”. “Los hijos de los CEOs de las empresas tecnológicas estadounidenses se educan en colegios sin pantallas y el requerimiento para contratar una niñera es que deje su celular en la seguridad del edificio. Hay gente que está pensando seriamente en que los modelos educativos y de relaciones interpersonales no van con las pantallas, hay que poner el límite. Argentina está en un momento explosivo de la formación digital, a la que adhiero, pero en las relaciones estamos viendo chicos silenciosos que están sentados juntos conversando a través de chats y uno se pregunta cómo será. Creo que van a extrañar el contacto humano, a eso apuesto, es lo que necesitan”, comentó Krynski y concluyó: “Debemos volver a jugar, es un ratito muy chiquito por día que el chico necesita de contacto de buena calidad cotidiano y con mucha conexión”.

Problemas de visión

Darío Busto, oftalmólogo pediátrico de Concordia, contó: “Mientras más se estudia el uso de celulares más problemas se encuentran. En la parte de la visión genera una epidemia de miopía en los niños, que es un defecto reflectivo que dificulta la visión de lejos, pero hace ver muy bien de cerca. Al estar tantas horas fijando la mirada en pantallas chicas el ojo en formación del niño genera una adaptación para ver mejor de cerca que de lejos”.

“Hasta hace unos pocos años el índice de pequeños miopes era de un 7% y siempre se trataba de casos con antecedentes familiares. Hoy en día estamos ante una nueva generación de chicos miopes sin antecedentes en la familia y se está llegando a un 30% de chicos”, indicó y sostuvo: “La recomendación es que los chicos realicen actividades al aire libre para tratar de evitar que a futuro se vean afectados en su visión”.

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