La constancia trajo consigo cambios en su cuerpo, lo cual lo motivó a seguir con su rutina, profundizándola cada vez más. Al entrenamiento lo complementó con dietas y suplementos, hasta que decidió probar suerte en el mundo del fisicoculturismo.
Con 25 años, tuvo su estreno en el Campeonato Argentino organizado por la NPC Worldwide Argentina, que llevó a cabo en Buenos Aires el pasado 6 de diciembre. Nacho ya estaba conforme con poder tener su primera competencia, pero su presentación superó sus expectativas, a tal punto que logró el segundo lugar en las dos categorías que participó.
Al regreso de la competencia, el vialense viajó a Paraná, donde fue entrevistado por Mirador Entre Ríos.
-¿Qué podes decir de ese segundo puesto?
-No me esperaba nada de lo que ocurrió, ya que fue el primer torneo en el que participé. Hace un año, a mediados de noviembre del 2019, me propuse prepararme para una competencia. Sabía que me llevaría aproximadamente un año de trabajo para llegar de la mejor manera y lo hice. Cuando se desató la pandemia me bajoneó un poco, pero seguí entrenándome desde mi casa hasta que se habilitaron nuevamente los gimnasios. En octubre me enteré de esta competencia y aceleré la preparación, con la idea de participar. Si me iba mal lo iba a tomar bien, ya que fue un certamen donde se vio mucha calidad muscular de los competidores. Hice las cosas bien, tuve esa cuota de suerte que siempre se necesita y se dio el segundo puesto, que fue muy gratificante. Mi entrenador, que es de Buenos Aires, me supo guiar bien y le debo mucho. Realizamos una supervisión online, donde él me vio, corrigió y ajustó algunos detalles hasta hacer las cosas bien. Un segundo puesto en dos categorías, siendo la primera vez que competía, fue mucho más de lo que esperaba.
-¿Cómo se lleva adelante este tipo de competencias?
-El fisicoculturismo se divide en múltiples categorías, en ambos sexos. Está la categoría Men’s Physique, que es más estética y se compite en traje de baño; Classic Physique, que es un punto intermedio; y la Bodybuilding, que es estético pero se evalúa la masa muscular como el fisicoculturista neto. Dentro de ellas están las categorías Novice, para principiantes como fue mi caso, en la que estuve cerca del primer puesto; Junior, que es hasta 23 años; Open, la otra en la que competí; y Máster. Además, en la Classic Physique te miden la altura y el peso, y la competencia se divide en subcategorías para medirte contra físicos similares. Yo competí en Classic Physique Open D, que es de más de 1,82 metros y hasta 102 kilos. Mido 1,87 y pesé 95,600; mientras que el ganador tenía 99,800 y se veía una diferencia de masa muscular. Los jueces evalúan un montón de cosas: la simetría, calidad y definición muscular; las posiciones, que son cuatro de exhibición, siete reglamentarias y también algunas poses clásicas; cómo estás pintado…Gana quien cumple con todos los requerimientos, tiene que ser un desempeño global.
-¿Cómo está tu cuerpo al momento del certamen?
-Con un muy bajo porcentaje de grasa, lo que sumado al estrés de la competencia, te generan un estado de ánimo que no se lo recomiendo a nadie porque te influye en el humor. Yo era otra persona, estaba irritable, ansioso y hasta me costaba dormir. Quizá me afectó lo que fue todo nuevo para mí, así que espero acostumbrarme para los próximos torneos y no padecer tanto ese momento.
-Pero cuando te enteraste del segundo puesto me imagino que el humor te cambió radicalmente…
-¡Totalmente! Yo ya estaba contento con poder competir, y cuando me dijeron que quedé segundo fue una gran alegría.
-¿Y la post competencia cómo es?
-Tenés que tratar de seguir cuidándote con las comidas, sobre todo con el sodio porque 10 días antes de competir lo cortas completamente para no retener líquidos. Tu cuerpo está esperando sodio y te puede ir mal si lo incorporas de manera muy abrupta. Mi entrenador me preguntó qué tenía ganas de comer y le dije que pastas. Entonces me compré unos fideos 0 sodio en una dietética, me hice todo un paquete, porque no hay problemas con la cantidad, y lo acompañé con aceite de oliva para darle gusto. De todas maneras, no me lo comí entero porque estás con el estómago cerrado, más allá de que tengas hambre. A los días recién incorporé un poco de sal, que era reducida en sodio y te lleva unos 15 días volver a comer normal. También es fundamental volver a hidratarse, porque durante la competencia estás totalmente deshidratado, y debes tomar mucho líquido, sobre todo agua mineral. Estuve tres días hasta que no se me secó más la boca. Una vez que termina la competencia tenés que seguir cuidándote porque los cambios abruptos te pueden hacer pasar un mal momento. En cuanto al entrenamiento, un par de días sólo hice algo de aeróbico por si retenía líquido y recién al tercer día volví al gimnasio a entrenar un poco.
-El segundo puesto es un gran envión para seguir por este camino…
-Estoy muy motivado porque sé que en las categoría Novice me faltó muy poco. En la otra, la Open D, sí se notó que el ganador sacó una ventaja importante y tendré que laburar mucho para poder ponerme a la par. Creo que puliendo detalles, y practicando un poco más las poses y otras cosas puedo seguir mejorando. No sé si ganaré en mi próxima competencia, porque hay múltiples factores que influyen, pero la afrontaré con total compromiso y responsabilidad.
-¿Cuáles son tus próximos objetivos?
-Mantenerme como estoy en lo que resta del año. Obviamente que en las fiestas y despedidas tendré algún que otro permitido, pero tranquilo, con la cabeza enfocada en lo que quiero. Estoy esperando que la Federación suba las fechas y cronogramas de competencias, e intentaré presentarme en los primeros certámenes del 2021 porque prácticamente ya estoy en condición para competir. Sé que en abril habrá un Sudamericano en Buenos Aires, donde va a haber un nivel importantísimo y me gustaría ir. Pero antes me gustaría tener otras competencias.
Una vida a rajatabla
Además de su participación en el Campeonato Argentino, Akermam recordó cómo llegó a la disciplina, sus primeros pasos en la misma y explicó cuáles son las rutinas y comportamientos que un fisicoculturista debe cumplir al pie de la letra para poder competir en los distintos certámenes.
-¿Cuándo te decidiste a ser fisicoculturista y qué te motivó a elegir este camino?
-Desde los 15 años que voy al gimnasio y nunca dejé en estos 10 años. Empecé porque tenía que hacer algo cuando era adolecente, que era gordito. Unos amigos me invitaron, fui, me gustó y una cosa llevó a la otra. Empecé a bajar de peso y, cuando noté cambios en mi cuerpo, me motivé para seguir metiéndole cada vez más duro al entrenamiento. Hace como tres años me fui a vivir a Paraná y me sumé al gimnasio Hércules. Me hice amigo del dueño, quien ya había competido, y hablando con él me empezó a mostrar fotos y contar cómo era todo el tema. Me entusiasmó la idea, empecé a entrenar más fuerte, lo complementé con las dietas y me atrapó. Así fue como me decidí a meterme de lleno.
-¿Cómo es la vida de un fisicoculturista?
-Además del entrenamiento es fundamental la dieta, que tenes que cumplirla a rajatabla. Tenes que hacer cinco, seis o siete comidas al día, dependiendo de cada uno, siempre basadas en macronutrientes: proteínas, carbohidratos y vegetales. También es necesaria una suplementación, que es algo que te demanda el cuerpo ya que es muy desgastante la rutina. Hay que hacer todo al pie de la letra, porque una vez que te saliste del libreto cuesta más volver a centrarse. Es una motivación diaria, un estilo de vida que elegí, que genera que te sientas mal si no lo cumplís. Cuando me decidí a competir no hubo ninguna tentación que me sacó de eje.
-¿Y de tu rutina qué podes decir?
-Me levanto a las 7, desayuno. A las dos horas hago la segunda comida, que la llevo en un tupper al trabajo. Al mediodía como de vuelta; entreno a la siesta, que fue mi horario de siempre y, además, es cuando estoy libre para dedicarle el tiempo que necesito. Depende de si trabajo o no, a la tarde estoy en mi casa o en el laburo. Si me toca turno debo andar con los tuppers y las botellas de agua para todos lados. Lo recomendable es descansar ocho horas, pero a veces no se puede. El músculo crece cuando descansa y trato de dormir lo que más puedo de un solo tirón.
-¿En qué se basa el entrenamiento?
-En la hipertrofia para crecer, siempre. Hay fases de volúmenes, fases de fuerza. Luego está la etapa precompetitiva, que es cuando te empezás a marcar un poco más, y la del torneo. También se complementan los trabajos aeróbicos para bajar los porcentajes de grasas. En la competencia el cuerpo llega con un porcentaje muy bajo en grasa, por eso se notan tanto los músculos y las venas.
-¿Te limita que en Viale no haya una infraestructura e, incluso, un entrenador para la alta competencia?
-Puede pasar, sobre todo si sos novato. Yo, que llevo varios años, puedo arreglármelas solo. Además, soy kinesiólogo y personal trainer, por lo que sé hacer los movimientos. Tal vez no me condiciona el hecho de no tenerlo conmigo a mi entrenador, pero sí que el gimnasio no tenga todas las máquinas necesarias para un entrenamiento completo. Eso se notó en cuarentena, cuando tuve que montar un minigimnasio en mi casa.
-¿Estarías dispuesto a radicarte en otro lugar donde haya una infraestructura mejor?
-La idea está, pero no porque el fisicoculturismo sea la primera opción. Si fuese por trabajo, sí, y me vendría bárbaro para el entrenamiento.
Agradecimientos
Antes de finalizar la entrevista, Ignacio se hizo un tiempo para recordar a todas las personas que le dieron una mano en su preparación: “Quiero agradecerle a mi entrenador, Gerardo Repollo, que sabe un montón y me ayudó mucho. También al team que tiene, que fue muy buena onda conmigo en la competencia. A toda la gente de Viale que de alguna u otra forma me dio una mano; a mis amigos que me acompañaron en todo momento y me ayudaron a que no me descarrile nunca; también a Maxi Ramírez, un fisicoculturista Old School de Paraná, que me ayudó sin conocerme y me enseñó las poses que debo realizar en la competencia”.