Este aumento cierra el ciclo de ajustes de las cuotas de 2018 que, para este sector, se aplica de marzo a febrero del año siguiente. Y que acumulará ?con 5 aumentos en el período- un incremento interanual del 42,2%. Los aumentos fueron 7,5% desde junio, otro 7,5% a partir de agosto, 8% desde octubre, 8,5% en diciembre y 5% desde febrero próximo.
Así, los salarios y los ingresos de los trabajadores independientes aumentaron en pesos corrientes entre 10 y 15 puntos menos que las cuotas de las prepagas. En consecuencia, por esta mayor incidencia de la cuota en los ingresos reales de la gente, muchos afiliados se pasan a planes más económicos o básicos y menos gente se afilia a una prepaga.
Los planes de las prepagas tienen un costo promedio mensual de $ 4.500/5.000 para una persona de edad mediana, y es mucho más alto para los adultos-mayores. Un matrimonio joven con dos hijos menores, en un plan sin reintegros, ronda los $ 10.000. Los planes familiares mayores superan ese importe. Los afiliados voluntarios tienen un recargo del 10,5% por el IVA.
El sector cuenta con 6 millones de beneficiarios, de los cuales sólo 1.200.000 son voluntarios. Del resto, el grueso deriva sus aportes de la Seguridad Social a la prepaga a través de las obras sociales y deben pagar, en caso de corresponder, la diferencia con relación al monto del plan privado. Como el salario sigue cayendo en términos reales, se acrecienta el pago diferencial. Otro sector menor corresponde a planes corporativos de empresas.
Los jubilados y pensionados no pueden derivar a una prepaga los descuentos que les efectúan con destino al PAMI. En consecuencia, al jubilarse y no contar con la derivación de los aportes que tuvo como trabajador activo, se produce un encarecimiento de la cuota efectiva que debe pagar de su bolsillo.
Otro dato clave a tener en cuenta: para que la prepaga no le cobre una cuota mayor por “razones de edad”, el afiliado debe contar como mínimo con 10 años de antigüedad en la prepaga y comunicar su decisión de continuar en esa misma prepaga dentro de los 60 días desde que dejó de aportar como trabajador activo.
Por su parte, hasta el 40% de la facturación de las prepagas es deducible de la base imponible del impuesto a las Ganancias en la medida que no supere 5% de la ganancia neta del ejercicio antes de computar esta deducción.
Fuente: Clarín.