ME DUELE EL HAMBRE DEL PUEBLO
Horacio Guarany, cantor popular si los había, dijo en sus cantares: “A mi me duele el dolor de tanta gente que le han talado con hambre su coraje”. Eso decía en su canción y advierto que son los tiempos que estamos atravesando.
La indecencia, la corrupción, la mentira, el agravio han sido, lamentablemente, en estos años de democracia una activa presencia de la política en la República Argentina.
Los gobernadores viajan a otras partes del mundo para busca remediar la escasez de fondos que se necesitan para sobrevivir ante el recorte que el gobierno nacional ha hecho sobre las provincias.
No es el momento ni es el motivo de estas líneas culpar ni agraviar, pero evidentemente no ha funcionado la política y no porque, como dice el actual Presidente, la política sea una casta, sino porque se han cometido muchos errores y las consecuencias se están pagando.
Lo más vergonzante de lo que advierto por estas horas y por estos meses es que hay hambre en el pueblo. Si hay algo que debería alcanzar en nuestro país para todos sus habitantes, son los alimentos, pero recorro y observo que hay hambre en el pueblo como hace mucho tiempo no se advertía.
Ojalá que los que tienen mayor responsabilidad -yo la tengo, pero es minúscula- y me refiero a la dirigencia nacional, observen que se están extendiendo un cheque en blanco en lugar de ponerse de acuerdo en los vectores comunes que vuelvan a poner a la Argentina en lo que siempre fuimos: un país que en América fue tomado como ejemplo y no por la acumulación de bienes sino por el bienestar general.