Frente a las altas temperaturas los niños y adultos mayores son los más expuestas a padecer inconvenientes de salud como deshidratación, intoxicaciones y hasta caídas. La cartera sanitaria brindó pautas preventivas.
El verano en la región y las variaciones climáticas que oscilan desde el calor intenso a precipitaciones repentinas, copiosas y tormentas (tanto de viento como eléctricas), sumado a los factores de riesgo de las enfermedades crónicas no transmisibles y los accidentes probables, afectan principalmente a las personas que se ubican en los dos extremos de la vida: la infancia y los adultos mayores.
En este contexto, el Ministerio de Salud, a través del hospital geriátrico Pascual Palma de Paraná, elaboró una serie de recomendaciones de cuidado e información para estar atentos, generar conciencia y prevención. Sobre todo, teniendo en cuenta que Entre Ríos es una de las provincias más envejecidas que supera el término medio del resto del país, siendo aproximadamente el 14,3 el porcentaje promedio de personas mayores (más de 60 años).
El director del nosocomio, Esteban Sartore, aclaró: “El envejecimiento no implica la enfermedad”. En este sentido, explicó: “Una buena alimentación en las personas mayores debe ser armónica, adecuada y en cantidad y calidad”. El especialista en gerontología remarcó además la importancia de la ingesta de líquido. “Si bien las personas mayores con el paso de los años pierden la necesidad de tomar agua, no tienen sensación de sed, deben ingerir como mínimo dos litros de agua por día”, afirmó.
Otras pautas a tener en cuenta son: que el adulto mayor a la hora de la comida no esté solo –para favorecer la interacción social-, además de no saltearse desayuno, almuerzo, merienda y cena; sin obviar la actividad física.
Sartore destacó: “Las personas mayores son sujetos activos que merecen vivir en condiciones dignas y disfrutar de su autonomía e independencia en una población heterogénea y que envejece en su gran mayoría de forma satisfactoria y en distintos contextos, demostrando una gran diversidad durante este proceso”.
Asimismo, el profesional mencionó la necesidad de romper el prejuicio de que la vejez es una etapa de pasividad, cansancio, desgano, aislamiento y quietud. También, en este aspecto, es primordial prevenir los malos tratos (físicos, psicológicos y económicos), la negligencia y el abandono. Sobre todo teniendo en cuenta que los adultos mayores, por temor a posibles represalias y ante sentimientos de culpa y vergüenza, pueden negarse o no saber reconocer la existencia de violencias.
Para tener en cuenta
En el ámbito de la geriatría, son frecuentes: la inmovilidad, la inestabilidad o caídas, la incontinencia y el deterioro intelectual.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a las caídas como la consecuencia de algún acontecimiento que precipita al paciente al suelo de manera involuntaria. Anualmente, 1 de cada 3 mayores sufren caídas. “El 35 por ciento de ellos rondan los 65 años y viven en la comunidad. En geriátricos, la media es de 1,5 caídas al año por persona. Por año se cae el 80 por ciento de los mayores de 85 años que vive en comunidad: el 15 por ciento requiere atención médica; el 10 por ciento sufre un daño grave y del 3 al 5 por ciento se fracturan”, expuso Sartore.
Ante esta problemática, el especialista recomendó modificaciones en el estilo de vida atendiendo a: la realización de ejercicio, el cuidado de la alimentación, la exposición solar para favorecer la absorción de Vitamina D, generar hábitos de descanso y sueño, evitando el tabaco y la ingesta de bebidas alcohólicas.
Por otra parte, para disminuir la posibilidad de caídas, es importante identificar las causas, resguardando a las personas mayores de los factores multidimensionales (escalones, escaleras, pisos en desnivel o resbaladizos, alfombras, felpudos).
Además, en casos de lluvias y tormentas, evitar que los adultos mayores deambulen solos reduce las probabilidades de caídas y sus traumatismos. Es vital controlar que el carnet de vacunación esté actualizado y evitar las exposiciones solares entre las 11 y las 15; atendiendo al uso de protector solar en las estadías al aire libre.