El estrés y la ansiedad son dos fenómenos frecuentes en el ser humano, asociados a diversas preocupaciones que se presentan en la vida cotidiana y que, generalmente, se relacionan con problemas personales o laborales. En tal sentido, las vacaciones aparecen como la primer opción para relajarse y disfrutar del tiempo de ocio, aunque también pueden generar desorganización en el sistema vital si las cosas no salen tal cual lo programado.
Visto desde esta perspectiva, el tiempo libre es un momento de recuperación del esfuerzo realizado durante el año y los momentos de angustia aparecen cuando una persona tiene que adecuarse a una situación nueva. El director de Salud Mental, Carlos Berbara, afirma que: “Las coyunturas dentro de las cuales se desarrolla el proceso de descanso suelen cambiar y la adaptación a esas modificaciones suele generar los estados de ansiedad y estrés”.
Durante las vacaciones, estas situaciones suelen manifestarse cuando no se alcanzan los objetivos propuestos. Por tal motivo, el funcionario aseguró que “el ser humano tiene un gran problema con respecto a las expectativas. Muchas veces, la confianza que se deposita en un receso está por encima de los fenómenos reales. La situación económica en Argentina no pasa por su mejor momento, los deseos de viajar no se concretan y eso provoca una frustración”.
Para evitar los fenómenos de ansiedad y estrés, es importante llevar adelante una adecuada comunicación con los afectos. “Aceptar que este tipo de percepciones que desorganizan el organismo están aconteciendo es el primer paso, y comunicarlo con nuestro círculo íntimo el siguiente. A partir de ahí es importante proponerse una visión que intente mirar desde una perspectiva diferente la realidad que nos toca sobrellevar”, manifestó Berbara.
Con respecto a las vacaciones, el funcionario recomienda valorar nuestro entorno más cercano y participar de las actividades recreativas que se proponen, para aprovechar la instancia de vínculo con otras personas. Además, convocar familiares y promover amistades para poner en funcionamiento relaciones saludables y no vivir situaciones de frustración en soledad.
Es importante destacar que el estrés tiene un impacto adaptativo en el organismo. Cuando este fenómeno se sostiene en el tiempo y no se resuelve, comienzan a manifestarse estados de temor y pánico, que afectan el sistema nervioso central y el paciente presenta aumento de la frecuencia cardíaca, alteraciones en la respiración y contracturas musculares. Esto genera un desequilibrio en el cuerpo y predispone a la persona a padecer otras enfermedades.
Para Berbara, el gran desafío pasa por interpretar la realidad y no generar problemas en torno a situaciones insignificantes. “A veces consideramos el hecho de no poder viajar como algo crítico, cuando en realidad abrir la heladera y tener comida o gozar de buena salud, son cuestiones mucho más fundamentales. Debemos poner eso en la lupa de análisis para evitar frustraciones”, cerró el funcionario.
(Prensa Ministerio de Salud)