Un informe de Alberto Lugones y Emilce Terré, especialistas de la Bolsa de Comercio de Rosario, analizan el comportamiento de los precios en los mercados internacionales.
Las cotizaciones del maíz y la soja mantienen una clara tendencia alcista que ha perdurado, por lo menos, a lo largo de los últimos tres meses. Mientras tanto, la situación hídrica genera gran disparidad en el avance de las siembras de las distintas regiones.
Los valores disponibles para los granos gruesos de Rosario han exhibido un fuerte rebote desde los mínimos relativos de abril y mayo. Siguiendo los valores de referencia de la Cámara Arbitral de Cereales de Rosario (CAC Rosario) en soja el piso de este año se alcanzó el 14 de abril, cuando la oleaginosa cotizó a US$ 204,97/t y, en el caso del maíz, el 26 de mayo al tocar US$ 112,97/t. Superada la presión de cosecha de ambos granos y con ayuda del “viento de cola” del sector externo, los valores de este jueves fueron de US$ 311/t para la soja y de US$ 180,1/t para el maíz. Estos valores representan mejoras mayores al 50% desde los respectivos mínimos. Además, se dio un aumento en la velocidad de crecimiento de precios desde agosto hasta la fecha.
Granos.
En el caso de la soja, el comportamiento de la cotización es muy similar a lo acontecido en Chicago. No obstante, desde mediados de abril se ha achicado la brecha entre ambas plazas. Actualmente el diferencial ronda los US$ 76,72/t, lo que representa aproximadamente el 25% del valor de la CAC.
La situación del mercado de granos amarillos, en tanto, tiene diferencias claras con el de la oleaginosa. Por un lado, la campaña 2019/20 no sufrió recortes significativos en la producción en tanto que las exportaciones podrían alcanzar el segundo mayor volumen en la historia del cereal y, si bien es cierto que tanto en Chicago como en Rosario se evidenció una suba notable desde mayo, los valores locales han revertido el diferencial y actualmente superan los registros del mercado de referencia americano. De este modo, el valor FAS (free alongside ship) pagados por la industria y/o los exportadores argentinos para la entrega en Rosario supera en US$ 22,49/t el valor del futuro más cercano en Chicago, lo que representa cerca del 13% del Precio Cámara Rosario.
Entre los factores que determinan el alza del mercado, el rebote del petróleo, la recuperación de las ventas al exterior de maíz estadounidense, con China a la cabeza, y los sucesivos recortes en las expectativas de producción en algunos de los principales abastecedores de grano del mundo se cuentan entre los principales factores explicativos. Sin embargo, en las últimas semanas comenzó a pesar también el lento avance de las siembras en regiones claves de Sudamérica, lo cual le permitiría al grano americano que se está sembrando en estos meses conservar su competitividad externa durante una ventana temporal más amplia.
Siembra.
En Argentina, si bien a nivel país el 24% que han avanzado las siembras sobre el área de intención para el ciclo 2020/21 se ubica un punto porcentual por encima del registro del año anterior y casi 3 p.p. arriba del promedio de los últimos cinco años, la situación es muy dispar en las distintas regiones, según cuánto han podido beneficiarse de las lluvias de las últimas semanas.
En la provincia de Buenos Aires las labores alcanzaron a cubrir al 8 de octubre un 22% del área, por encima del promedio de los últimos cinco años pero en este caso manteniéndose entre los mínimos y los máximos del último lustro.
En Entre Ríos y Santa Fe, cada milímetro recibido de lluvia los últimos días de septiembre y primeros de octubre ha sido aprovechado para avanzar a toda máquina con las labores, registrando con un 92% y 73%, respectivamente, los registros más altos en alrededor de siete años, en términos porcentuales. Sin embargo, considerando el aumento en la superficie sembrada de las últimas campañas, se trata del hectareaje más alto al menos desde el año 1998, con 441.600 ya implantadas en la provincia de Entre Ríos y 804.825 hectáreas cubiertas en Santa Fe.
En las antípodas, la provincia de Córdoba resultó más castigada por la falta de lluvias significativas en las últimas semanas, avanzando por tanto sobre apenas el 13% del área de intención, igual registro que en el ciclo 2015/16 y en ambos casos los mínimos desde el ciclo 2013/14. Este registro se ubica por tanto por debajo de los mínimos de los últimos cinco años y en hectáreas se trata de 376.700, la más baja de los últimos cuatro años.
Éste fenómeno de ralentización de la siembra, que encuentra entre sus causantes el fenómeno “Niña” prevaleciente al menos hasta enero de 2021 y que tanto en el Noreste y la Región Pampeana argentina así como también en el sur de Brasil, Paraguay, Bolivia y Uruguay se asocia con lluvias por debajo de lo normal, está afectando también el avance de labores en nuestros países vecinos. En este sentido, tanto el Instituto Mato-grossense de Economía Agropecuaria (IMEA) como el Departamento de Economía Rural (DERAL) de Paraná (Brasil) han informado retrasos en sus respectivas campañas de siembra.
Brasil.
A pesar de los dichos de ambas entidades, la Compañía Nacional de Abastecimiento de Brasil (Conab) informó en la jornada de ayer estimaciones muy positivas en cuanto a las cosechas de maíz y soja de nuestro país vecino.
Por un lado, la soja alcanzaría una cosecha récord de 133,7 Mt en la campaña 2020/21, principalmente como resultado de un aumento del área sembrada del 2,5% comparado con el año anterior alcanzando a sembrarse 37,88 M ha, que facilitaría un aumento del 7% en la producción. De ser así, Brasil se mantendría como el máximo productor de la oleaginosa a nivel mundial, dando sostén a su rol como abastecedor global líder de la oleaginosa en la campaña que viene.
Por otro lado, también se proyectó una enorme campaña de maíz para el país vecino. A pesar de presentarse una leve merma en la superficie que se destinaría a la producción de granos amarillos, Brasil acabaría la cosecha 2020/21 con 105,17 Mt como resultado de las 18,48 M ha que se sembrarán en las tres zafras. Cabe aclarar que en Brasil la superficie destinada a este cereal se ha visto más constante a lo largo del tiempo en comparación a la soja. Por lo que puede alegarse que los aumentos de productividad fueron mayores a los presentados en la oleaginosa, donde claramente, los aumentos en la producción fueron mayormente consecuencia de los aumentos en la extensión de tierras productivas.