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Una baja histórica y el pronóstico no es alentador

El nivel del río Paraná descendió ocho centímetros en un día y este domingo 20 de junio registraba seis centímetros de altura en el puerto local.

La marcada bajante continúa generando preocupación por los inconvenientes en la navegabilidad, en la captación de agua para consumo y también en la reproducción y crecimiento natural de las especies que lo habitan.

 

El río tuvo el fin de semana un marcado descenso que se suma a los que ya se venían registrando en los últimos meses. Este domingo se marcó un nuevo récord histórico, con una altura en la ciudad de Paraná de apenas seis centímetros, ya que el curso de agua descendió ocho centímetros en un día, una marca de la que no se registran antecedentes de la década de 1970. En mayo del año pasado el río alcanzó su nivel mínimo de 14 centímetros.

«Es alta la probabilidad de un agravamiento de la bajante en el río Paraná y con esa tendencia alcanzaría niveles similares a los registrados en el año más bajo de la historia», se indicó desde el Instituto Nacional del Agua (INA). En 1944 frente a la capital entrerriana el río marcó 1,40 metros por debajo del cero (altura sobre nivel del mar).

La bajante es pronunciada en todas las estaciones de medición de Prefectura de la provincia. En La Paz el río midió este domingo 48 centímetros y descendió dos centímetros en relación al sábado. En Santa Elena registró 96 centímetros y continúa en bajante, y en Hernandarias era de cinco centímetros.

En Diamante marcó este domingo 20 de junio  37 centímetros, con tendencia a la baja respeto de los 42 de la medición anterior. En Victoria, última estación de medida de la provincia, el Paraná registra una altura de 1.25 metros y permanecía estacionario.

Y a futuro el pronóstico del Instituto Nacional del Agua es desalentador al adelantar que no se espera una mejora en los próximos meses. Se advirtió que el mes de julio será especialmente crítico, con afectación a todos los usos del recurso hídrico, especialmente la captación de agua fluvial para consumo urbano.

El daño de la bajante no afecta sólo a la población humana. Los peces del Paraná dependen de los ciclos hidrológicos y climáticos, por lo que el río bajo perjudica la reproducción y el crecimiento natural de ciertas especies, lo que consecuentemente incide en la comercialización de quienes viven de este recurso como los pescadores y vendedores de pescados.

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