Resulta un ejercicio interesante pensar cómo hubiéramos imaginado hace un año, o incluso hace seis meses, cuál sería la situación provincial en un contexto de pandemia como el actual. Y aunque pueda decirse que el resultado de ese ejercicio se verá influenciado por lo que ya ocurrió y efectivamente conocemos, la situación previa no está tan lejana en el tiempo como para impedirnos conjeturar lo que hubiéramos pensado en ese momento.
A la luz de aquellas suposiciones, e incluso de los datos sanitarios y laborales concretos, previos a la pandemia, puede sostenerse que la situación provincial es positiva.
Resulta difícil opinar sin poder comparar, porque el contexto es absolutamente novedoso y más complejo que cualquiera anterior que se haya vivido. Incluso la aparición de la denominada Gripe A, en el año 2009, dista muchísimo de las actuales contingencias sanitarias y del tremendo impacto económico que resulta del freno de la mayoría de las actividades productivas.
Surgen en este contexto entonces las indiscutibles consideraciones de la situación nacional. Por un lado las referencias a las acertadas medidas, tomadas a tiempo, para convertir a Argentina en un territorio con una circulación del virus mucho menor a la de países vecinos, especialmente Brasil, lo que repercute una proporción sustancialmente menor de contagios y muertes por el Covid- 19.
Y lo mismo sucede respecto de las necesarias medidas económicas que el Estado nacional lleva adelante para asistir a los sectores más castigados. En esto coincide casi la totalidad del arco político, y es notorio especialmente cuando la coincidencia proviene de sectores de la oposición que tienen responsabilidad de gobierno en alguna provincia o en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Solo algunos economistas mediáticos que hacen de voceros de los sectores más concentrados de la economía; o algún dirigente político tentado de intentar sacar rédito de la pandemia critican las medidas de perfil social que se toman. El grueso de la oposición enfatiza en todo sobre el necesario control del gasto, lo que lógicamente no admite argumento en contrario.
Las responsabilidades
También es notorio cómo con el correr de las semanas y el avance de las fases del aislamiento social, preventivo y obligatorio la responsabilidad de la aplicación del control fue derivando aún más en los gobiernos provinciales, que si bien desde el principio ejercieron por ejemplo el control de la circulación, han tenido que tomar decisiones complejas en cuánto a qué actividades autorizar y cómo desarrollar la prevención en esos ámbitos. Esas tareas también derivaron a la órbita de los municipios más recientemente.
Al carácter insular (desde el punto de vista geográfico) que tiene la provincia, se sumó una política fuerte de contención sanitaria que puso de manifiesto también la sólida conducción del Ministerio de Salud, apuntalada por la decisión del gobernador Gustavo Bordet de echar mano a todos los recursos disponibles para mejorar la infraestructura hospitalaria y dotar lo más posible de los insumos necesarios al sistema sanitario. De lo primero es un claro ejemplo la decisión de concluir la larga espera para la entrada en funcionamiento el Hospital de la Baxada (por incomprensibles demoras en la gestión nacional durante los últimos años) y darle operatividad plena dentro del esquema sanitario que manda la pandemia.
También debe destacarse la predisposición del sector privado que en articulación con el sector público, en el marco del Comité de Organización de Emergencia de Salud (COES), permitieron un veloz desarrollo de un esquema sanitario para estas circunstancias.
Igualmente se destaca la capacidad y dedicación del personal sanitario, fuera de controversia en estos momentos.
Una presencia comunicacional importante en todo el territorio ayuda también a transmitir los principales conceptos del cuidado y de la responsabilidad social frente a esta inédita circunstancia. En este punto, posiblemente, la decisión del mandatario de ponerse al frente de la situación de manera presencial, junto a su gabinete, constituye un fuerte mensaje de acompañamiento a la sociedad. En mayor o menor medida, otros gobernadores han optado por espaciar sus apariciones públicas en resguardo de su salud, lo que no está mal desde el punto de vista sanitario; pero que evidentemente no es la situación en la provincia. El mensaje es que si muchos entrerrianos deben poner el cuerpo para trabajar en la pandemia, la dirigencia política con responsabilidad de gobierno no puede tener una actitud diferente.
Los números
Entre Ríos ingresó a la fase 4 de la cuarentena con una situación epidemiológica notablemente favorable, en sí misma y comparada con las provincias vecinas. Y a una semana de la vigencia de esa situación se mantienen esos números.
Con 29 casos confirmados de contagios de Covid-19 y ninguna muerte, la provincia no registra circulación comunitaria. La vecina Santa Fe sumaba ayer 245 casos; Córdoba 378; Corrientes, 79 casos y Chaco 559 contagios. Son magnitudes numéricas que como tales no reflejan otros condicionantes, pero a la vez dan cuenta de un buen resultado sanitario conseguido hasta el momento.
La apertura de diferentes actividades económicas, subordinadas a un protocolo específico en cada una de ellas, e incluso la posibilidad de realizar salidas de esparcimiento representan una situación que requiere de una correcta implementación de decisiones gubernamentales acompañadas de una fuerte responsabilidad social. Una característica saliente de este momento es tener que entender que solo la solidaridad y la consecuente responsabilidad social pueden permitir generar contextos favorables en lo sanitario y también de contención social. Nadie puede cuidarse solo del Covid- 19, tan simple como contundente. Y por supuesto que el rol del Estado es más importante en estos momentos, cuando debe además atenuar las desigualdades generadas en lo económico, en social, en lo educativo.
Actividades
Desde el inicio del aislamiento social la cartera productiva había exceptuado 44 sectores económicos para que retomen sus tareas, al menos de manera parcial. Esas decisiones se basaron en un criterio sanitario, en primer lugar; y luego en la necesidad de generar insumos para determinadas cadenas productivas, en la búsqueda de dinamizar la actividad económica y cuidar el empleo.
En los últimos días el sector metalmecánico, integrado por unas 280 empresas pequeñas y medianas que emplean a 2.500 trabajadores, pudo volver a la actividad. Lo mismo otros sectores como los fabricantes de baterías y acumuladores eléctricos; de hornos de panificación industrial e implementos afines; de aberturas e implementos afines e insumos vinculados; de artículos de camping y jardín, entre otros. Quién no conoce en Paraná a algún trabajador de los más de 400 que tiene la empresa Johnson Acero o a algún trabajador de las numerosas fábricas de aberturas que hay en la ciudad.
Otro sector que pudo recuperar la actividad habitual, dentro del contexto de cuidados sanitarios, fue la industria de la madera, que en la provincia registra 280 empresas. También regresaron a sus labores en los astilleros de embarcaciones menores; fábricas de pinturas; maquinarias para el alimento de mascotas y afines; la industria de la cuchillería, con larga tradición en el norte provincial, y en el comercio, los concesionarios de vehículos.
El retorno a la actividad laboral en este contexto es una responsabilidad adicional para empleados y empresarios, ya que las habilitaciones pueden revocarse (parcial o totalmente) si el COES y la conducción sanitaria provincial lo entienden necesario, de acuerdo a la evolución epidemiológica.
La industria de la carne es otro de los sectores importantes para la reactivación económica. En la cadena avícola, un millar de trabajadores volvieron a la actividad de faena de pollos y producción de huevos, mientras que en el ámbito de la industria bovina el nivel de faena creció el 4% durante abril, a pesar de la pandemia. Otro tanto ocurre con el sector productor de carne porcina, cuyos productores acordaron una baja del precio para que determinados cortes lleguen al consumidor a menos de 155 pesos por kilogramo.
Otros trabajos, desde abogados o contadores hasta el personal del servicio doméstico o los ladrilleros artesanales también volvieron a la actividad. De acuerdo a los datos del Ministerio de la Producción, ya se retomó el 90% de las actividades en los parques industriales de la provincia, y fuera de ellos la actividad llega al 75%.
Estos datos dejan en claro que no es casual la insistencia del gobernador y otros funcionarios en cuanto a cuidar las condiciones sanitarias para mantener y mejorar el nivel de actividad económica.